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Una deuda histórica con los territorios indígenas en Perú. Por (*) Sally Jabiel 

(origen) Redacción EFEverde Nov 3, 2022 , , , , , , ,
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La titulación de tierras es una deuda pendiente con los pueblos indígenas de la Amazonía peruana y una medida urgente para combatir la crisis climática. Sin el título, las comunidades quedan expuestas a despojos, amenazas y el asesinato de sus defensores.

Por: Sally Jabiel .- Hasta 25 años puede tardar una comunidad de la Amazonía peruana en obtener el título de su territorio. Pero en esos 25 años de trámites son muchas las violencias, desde el acecho, el despojo hasta el asesinato de sus defensores, que pueden afectar a un pueblo indígena en medio de una tierra tan codiciada.

“Antes venía gente de afuera a sacar nuestros recursos naturales y no podíamos defendernos porque no teníamos ningún documento”, asegura Johnny Luque Torres, apu de la comunidad de Juancho Playa, a las orillas del río Napo, en Loreto. “No existíamos para nadie”, recalca.   

Si bien esta comunidad quechua existe desde hace 115 años al norte de la Amazonía, recién en 2020 fue reconocida legalmente por el Estado peruano. Ese reconocimiento es tan solo una condición previa para iniciar con su titulación. Se trata de un proceso más largo, complicado y costoso que consta de cuando menos 22 pasos que una comunidad debe acatar, según el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR). 

“La economía nos preocupaba mucho, ¿de dónde íbamos a sacar para hacer tantos trámites?”, dice el líder comunitario. A sus 39 años, Luque recuerda cómo hace mucho tiempo el pescador que fundó su comunidad tuvo que viajar hasta Lima en busca del reconocimiento de la misma. “Por eso aquí todos hemos ayudado al proceso, ¿quién no quiere que nuestra comunidad esté titulada después de 115 años?”.

Juancho Playa es una de las 103 comunidades en Loreto, Ucayali, San Martín y Pasco que, desde 2017, el Ministerio del Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) vienen apoyando en su titulación en el marco de la Declaración Conjunta de Intención (DCI). Este es un acuerdo entre Perú y los gobiernos de Noruega, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que generan la deforestación y degradación de los bosques amazónicos.

“El clima está fuerte por la deforestación y hay amenazas de que quieren venir a talar”, confirma Luque a la cabeza de esta comunidad dedicada a la siembra de maíz y yuca. “Pero ahora sí podremos hacer respetar el territorio que es parte de nuestra vida”. 

Los quechuas de Juancho Playa con el mapa de esta comunidad recién titulada en Loreto, Perú.

 

La brecha pendiente 

En los últimos 50 años, más de 1094 comunidades han sido tituladas e inscritas, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego. Aunque no hay una única cifra sobre la actual brecha de titulación en el Perú, se calcula que esta es una deuda histórica para al menos 669 comunidades, de las cuales más del 50% se encuentran en Ucayali y Loreto, de acuerdo con datos gubernamentales.

Pero la titulación es mucho más que un derecho a la propiedad. Para Jorge Pérez Rubio, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), esta “permite la supervivencia de las sociedades indígenas porque asegura su subsistencia alimentaria, el acceso a recursos medicinales para frenar las enfermedades y protege a los pueblos indígenas que resguardan los recursos naturales y frenan así la deforestación y la degradación de los bosques en sus territorios”.

Lo cierto es que ante la crisis climática se hace cada vez más urgente titular los territorios indígenas, porque son los pueblos originarios quienes conservan mejor los ecosistemas. “La titulación es un mecanismo de protección del bosque”, explica James Leslie, asesor técnico de ecosistemas y cambio climático del PNUD Perú. “Además de que es una deuda histórica aún pendiente con los pueblos indígenas, el impacto que genera la titulación en la gobernanza y en la gestión del territorio es enorme para combatir los efectos climáticos”. 

Precisamente, una de las metas de la DCI es aumentar la regularización de territorios indígenas en al menos cinco millones de hectáreas. En esa línea, el PNUD junto a los ministerios del Ambiente y de Desarrollo Agrario y Riego y los gobiernos regionales vienen apoyando directamente la titulación de 450.000 hectáreas. 

“Es muy importante articular los diferentes procesos de saneamiento físico legal de la propiedad de las comunidades nativas con las organizaciones que los representan”, indica el presidente de la AIDESEP, quien este año ha sido elegido entre los 100 latinos más comprometidos con la acción climática. “Este proyecto con el PNUD, desde sus inicios, ha sido muy importante para implementar mecanismos de seguridad jurídica de los pueblos indígenas porque articula a los diferentes actores y respeta la gobernanza indígena”.

Titulación para un desarrollo sostenible

Al otro lado de Loreto, el sonido de las motosierras ya estaba alertando a los shawi de Nuevo Reforma. “Venían, tumbaban los árboles más ancianos y los vendían a los madereros”, dice Juan José Inuma Kahuaza sobre la tala indiscriminada de tornillos, cedros y shihuahuacos en este territorio a los márgenes del río Tamshiyacu. 

La historia de esta comunidad es la de otras en Balsapuerto, un distrito que en los últimos 20 años ha perdido 23.834 hectáreas de bosques, según el Ministerio del Ambiente. Esta pérdida equivale a casi dos veces el tamaño de San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más grandes de la capital peruana. 

“Al inicio fue difícil llegar a un acuerdo con las comunidades colindantes”, recuerda el líder. En efecto, uno de los mayores desafíos al titular es que las comunidades vecinas estén de acuerdo con los límites del territorio, pues en caso contrario todo el proceso puede detenerse. “Nosotros decidimos no matar árboles y hemos luchado por nuestros territorios hasta conseguir el título sin pensar en lo negativo”, reafirma. 

Una vez resueltos los desacuerdos, su comunidad procedió con la demarcación, es decir, a definir el área que les pertenece. Este es un trabajo de campo en que las brigadas técnicas, las comunidades colindantes y todo Nuevo Reforma marcaron con GPS los límites del territorio. A lo largo del proceso, el PNUD puso al centro la participación, el conocimiento comunitario y los enfoques interculturales y de derechos. “Mujeres, niños, todos participamos porque nos preocupaba que vendieran madera”, dice Inuma.

Tras un año de trámites, Elisa Inuma Kahuaza reconoce lo que este título significa para Nuevo Reforma. “Ahora podremos tocar las puertas de quienes nunca han llegado a nuestro pueblo”, afirma la lideresa en shawi, a quien le preocupa la contaminación del agua y también la educación. “Gracias a nuestros líderes y a que hemos llegado al diálogo con las comunidades colindantes, tenemos algo histórico que nuestras generaciones verán”. 

Más allá de la titulación

Pero la titulación de los territorios indígenas no basta para asegurar medios de vida sostenibles. “Es un paso importante, pero no suficiente”, recalca James Leslie. “En el marco de nuestro apoyo a la implementación de la DCI estamos yendo más allá y apostamos por mecanismos de gestión del territorio, como los Planes de Vida creados por las mismas comunidades para promover desarrollo a través de actividades sostenibles”, señaló sobre esta iniciativa que ha impulsado 45 Planes de Vida en San Martín, Ucayali y Loreto para que aquellas comunidades tituladas emprendan el camino hacia un “buen vivir”. 

Es una mirada que ya tienen Nuevo Reforma y Juancho Playa y que esperan hacer realidad con la cooperación técnica. “Ahora que estamos reconocidos y titulados tenemos que seguir mirando por el bien de nuestra comunidad”, dice Luque, presidente de la comunidad quechua. “El clima ya nos viene afectando bastante desde hace dos años y es por la deforestación”, expresa. “Sí nosotros también deforestamos cómo será el clima luego, más bien hay que reforestar para que el aire sea fresco”.

(*) Periodista y editora de contenidos sobre cambio climático, feminismos y migraciones. Al respecto, he publicado en medios como El País, Al Jazeera, Agencia EFE, France24, El Salto, Climate Tracker, El Comercio, Perú21, entre otros.

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