• 04/05/2024 21:16

Los eurodiputados podrían poner verde salvia a la taxonomía de la UE. Por (*) Teresa Ribera

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El gas es un combustible fósil, su combustión produce emisiones de gases de efecto invernadero. La energía nuclear genera residuos radiactivos con riesgos a largo plazo. Ninguna de esas fuentes de energía es sostenible desde el punto de vista medioambiental: no deben equipararse a las tecnologías limpias. 

Esas son las razones de fondo que deberían llevar a los diputados del Parlamento Europeo a oponerse a que el gas y la energía nuclear sean etiquetados de verdes en la taxonomía de la UE, en la votación del próximo 7 de julio. Es precisamente esta cuestión de principios y de coherencia política la que ha llevado a España a oponerse al Acto Delegado Complementario presentado por la Comisión Europea.

Eso no nos hace olvidar el papel que desempeñan tanto el gas como la energía nuclear para garantizar un suministro estable durante la transición energética, ni la necesidad de hacer frente a las dificultades del mercado de la energía que se han gestado en Europa en el período previo a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

Aparte de su dramático coste humanitario, la guerra está teniendo efectos en cascada: en el suministro de energía, en la seguridad alimentaria, en el aumento del coste de la vida. Todo ello está relacionado con nuestra excesiva dependencia de los combustibles fósiles y con la dependencia de Europa de las importaciones de petróleo y gas ruso.

En esta coyuntura crítica, los gobiernos europeos deben tomar medidas excepcionales, pero sin comprometer el diseño de nuestro marco de inversión sostenible.

Tal y como queda reflejado en nuestro plan de respuesta REPowerEU frente a las agresiones de Rusia, Europa se enfrenta a una doble urgencia en la transformación de su sistema energético: reducir rápidamente la dependencia de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición verde con un rápido despliegue de las energías renovables.

De hecho, el chantaje energético de Rusia a Europa es una dura advertencia contra la incentivación de las inversiones en gas natural a largo plazo. Todos somos conscientes de los costes medioambientales y económicos que conlleva el afianzamiento de las tecnologías de combustibles fósiles: impactos climáticos, activos varados, pérdida de competitividad. El riesgo geopolítico es una razón adicional para la desinversión en combustibles fósiles. Etiquetar las inversiones en combustibles fósiles de verdes, según la taxonomía de la UE, enviaría una señal equivocada al mercado y haría aún más difícil abandonarlos. 

No es momento de fomentar costosas inversiones en gas o en onerosos proyectos nucleares. Es momento de sentar las bases de nuestra autonomía estratégica verde, de construir nuestra resiliencia, de capitalizar las oportunidades de la energía renovable barata, de aprovechar el potencial de tracción económica asociado a las inversiones inteligentes y realmente verdes. 

Los esfuerzos por etiquetar las actividades de gas natural y energía nuclear de verdes sólo beneficiarán a un número reducido de industrias en un número restringido de países. Para aquellas industrias que están emprendiendo arduamente el camino de la descarbonización y para la gran mayoría de Estados miembros, el Acto Delegado Complementario de la Taxonomía de la UE obstaculizará nuestra transición al desviar fondos del despliegue de tecnologías limpias, de las energías renovables y del desarrollo de una red eléctrica interconectada.

La Comisión Europea debería realizar un análisis de costes y beneficios a corto, medio y largo plazo, y llevar a cabo una evaluación a fondo del impacto y de los riesgos para tomar una decisión plenamente informada.

También debería crear una categoría de inversión diferente (intermedia, ámbar) para reconocer el papel de las tecnologías de transición, incentivando al mismo tiempo una transición sostenible y justa para todos los Estados miembros y evitando que se siga alimentando la dependencia de la industria de los combustibles fósiles.

Ello estaría en consonancia con las propuestas del órgano consultivo de la Comisión Europea (la Plataforma de Finanzas Sostenibles) e iría en la misma línea que han seguido otras taxonomías internacionales.

(*) Teresa Ribera es vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecologica y el Redto Demográfico

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Esta tribuna se publica en Euractiv, EuroEFE y EFEverde.

 

MEPs could turn the EU taxonomy sage green. By (*) Teresa Ribera

 

Efforts to label natural gas and nuclear power activities as green will only benefit a limited number of industries in a restricted number of countries and will hinder Europe’s energy transition, writes Teresa Ribera.

Teresa Ribera is Deputy Prime Minister Minister of Spain and Minister for the Ecological Transition and Demographic Challenge.

Gas is a fossil fuel, its combustion results in greenhouse gas emissions. Nuclear power generates radioactive waste with long-term risks. Neither of these energy sources are environmentally sustainable: they should not be equated to clean technologies.

These are the bottom-line reasons that should lead Members of the European Parliament to object to the labelling of gas and nuclear as green under the EU taxonomy in next vote on July 7th. It is this very matter of principle and policy coherence that led Spain to being vocal in opposing the Complementary Delegated Act, as tabled by the Commission.

This does not make us oblivious to the role that both gas and nuclear play in guaranteeing stable supply during the energy transition, nor to the need to address the energy market hardships that larvated in Europe in the run-up to Russia’s invasion of Ukraine.

On top of its dramatic humanitarian cost, the outbreak of the war is having cascading effects: on energy supply, on food security, on rising costs of living. This all connects to our over-dependency on fossil fuels and to Europe’s reliance on Russian oil and gas imports.

At this critical juncture, European governments need to take exceptional actions, but these should not compromise the design of our sustainable investment framework.

As acknowledged through our REPowerEU response plan to Russia’s aggressions, Europe is facing a double urgency in transforming its energy system: to rapidly reduce dependence on Russian fossil fuels and to fast-forward the green transition with a swift deployment of renewables.

In fact, Russia’s energy blackmail over Europe constitutes a stark warning against incentivising natural gas investments for the long run. We are all aware of the environmental and economic costs of entrenching fossil fuel technologies: climate impacts, stranded assets, loss of competitiveness. Geopolitical risk is an extra powerful reason for fossil fuel divestment.

Labelling fossil investments as green under the EU taxonomy would send the wrong signal to the market and make it even harder to kick the habit. Now is not the time to encourage costly gas investments or uneconomical nuclear projects. It is the time to lay the foundations of our green strategic autonomy, to build our resilience, to capitalise on opportunities for cheap renewable energy, to tap the potential for economic traction associated to sage and truly green investments.

Efforts to label natural gas and nuclear power activities as green will only benefit a limited number of industries in a restricted number of countries. For those industries that are arduously embarking on the decarbonisation path and for the large majority of Member States, the EU Taxonomy Complementary Delegated Act will hinder our transition by diverting funds away from the rollout of clean technologies, renewable energy and the development of an interconnected electricity grid.

The European Commission should complete a cost/benefit analysis in the short, mid and long term and undertake a full impact and risk assessment to make a fully-informed decision. It should also conceive a different investment category (intermediate, amber) to acknowledge the role of transition technologies, while incentivising a sustainable and fair transition for all Member States and preventing further fueling of industry dependence on fossils.

This would be in line with the proposals of the European Commission’s advisory body (the Platform on Sustainable Finance) and with the travel direction that other international taxonomies have taken.

(*) Teresa Ribera es vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecologica y el Redto Demográfico

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Esta tribuna se copublica en Euractiv, EuroEFE y EFEverde.

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