• 05/05/2024 02:42

Ganar a las «superbacterias» pasa por aunar salud humana, animal y ambiental

(origen) Ana Tuñas Matilla Abr 12, 2024 , , , , , , , ,
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Ana Tuñas Matilla

La humanidad se enfrenta al reto de frenar a las «superbacterias», bacterias resistentes a los antibióticos existentes y a las que sólo podremos hacer frente mediante un abordaje sanitario «One Health» o «Una Salud», término acuñado para enfatizar que la salud humana, animal y ambiental están conectadas y, por tanto, deben abordarse de manera conjunta.

La buena noticia es que «la solución está en nuestras manos», ha asegurado a EFEverde el director de la Unidad de Resistencias Antimicrobianas de la Complutense, Bruno González-Zorn, nombrado recientemente presidente de One Health de la alianza de universidades Una Europa.

Datos que urgen a la acción

En España murieron el año pasado más de 23.000 personas por bacterias multirresistentes o panresistentes (resisten a muchos o todos los antibióticos existentes), cifra 20 veces superior a la de fallecidos en accidente de tráfico, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

A nivel mundial, informes citados por la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertan de que si no se toman medidas, para 2050 morirán unos 10 millones de personas al año por resistencia a los antibióticos, el equivalente a todas las muertes por cáncer en 2020, lo que la sitúa como el mayor problema de salud del planeta.

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Las bacterias tienen una extraordinaria capacidad de adaptarse a cualquier «ecosistema» lo que, unido a que tras 40 años de uso «exitoso» de antibióticos llevamos 30 años sin que se haya descubierto ninguno nuevo, ha llevado a que se hayan acostumbrado a vivir entre ellos, ha explicado González-Zorn, asesor de la OMS.

La causa principal, el uso inadecuado de los antibióticos, las únicas «drogas poblacionales» o lo que es lo mismo, las únicas drogas que no sólo afectan al individuo que las toma, sino que repercuten en toda la población.

Esto es así porque las bacterias que pasan por ese individuo se hacen «fuertes» antes de propagarse a otros individuos o al ambiente, llegando a viajar entre países a través de, por ejemplo, turistas o aves migratorias.

El hecho de que los animales sean tratados con antibióticos también influye en la aparición de esas superbacterias, y la resistencia que se genera a este tratamiento también nos acaba afectando.

«De nada sirve, pues, controlar el uso en humanos, si no lo hacemos también en los animales». Además, esas bacterias y antibióticos no se quedan en los pacientes, sino que desde ellos llegan al medio a través de, por ejemplo, las aguas residuales, y pueden incluso contaminar campos, explica.

Adicionalmente, en muchas regiones del mundo se usan antibióticos para curar enfermedades bacterianas de las plantas.

Buena noticia: hay solución

Pese a este apocalíptico escenario, González-Zorn ha asegurado que es optimista porque, a su juicio, «tenemos la solución en nuestras manos» y ésta pasa porque hagamos un mejor uso de los antibióticos y por aplicar medidas de prevención tan simples como lavarse las manos, mantener limpias las granjas, usar equipos de protección individual, etc…

Para ese mejor uso, es esencial involucrar a los prescriptores de antibióticos (médicos, odontólogos y veterinarios) y concienciar a los usuarios de la importancia de no automedicarse, acabar los tratamientos pautados o no tirar los medicamentos a la basura.

«Igual que hemos conseguido que los ciudadanos se pongan el cinturón o no beban al volante, también podemos cambiar la relación de profesionales y usuarios con los antibióticos por el bien de todos».

Las medidas locales sí protegen

Para lograrlo, España cuenta con un Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos desde 2014. Desde entonces, el uso ha bajado un 70 % en animales y un 17 % en humanos.

Otra buena noticia es que, a diferencia de lo que ocurre con el cambio climático, que afecta a todos los países independientemente de que reduzcan o no sus emisiones, las medidas tomadas a nivel local sí nos dan garantías de poder afrontar con éxito la problemática que representa la resistencia de las bacterias a los antibióticos.

Las bacterias multirresistentes pueden llegar con viajeros, aves migratorias, etc, pero «sabemos muy bien que la probabilidad de que colonicen un país depende de la cantidad de antibióticos que se utilice en ese país».

«Si usamos pocos, no serán capaces colonizar nuestro ecosistema, mientras que si todos los tomamos les estaremos dando una ventaja. Por eso, las medidas locales son esenciales».

«Necesitamos que los prescriptores lo hagan mejor, que tiren más de antibióticos viejos y reserven los más modernos solo para cuando sea estrictamente necesario» para evitar que las bacterias se hagan resistentes a ellos, ha insistido.

¿Por qué no hay nuevos?

Precisamente, esa necesidad de usar los antibióticos lo menos posible para que no se conviertan en inservibles es la que ha frenado la inversión en su desarrollo por parte de las farmacéuticas, que los descartan por falta de rentabilidad.

Para revertir la situación, la Unión Europea trabaja en migrar a un modelo basado en incentivos para impulsar nuevos descubrimientos, ya sea mediante inyecciones de capital público en investigación y desarrollo  o asegurando ingresos a las compañías mediante la ampliación de patentes o compromisos de compra de sus medicamentos.

Además de en nuevos antibióticos y vacunas, también hay esperanza en el desarrollo de tratamientos con bacteriófagos, virus que sólo infectan a bacterias. EFEverde

atm/al

 

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Artículo de Ana Tuñas Matilla publicado en https://efeverde.com/ganar-superbacterias-aunar-salud-humana-animal-y-ambiental/