Aránzazu Ferrero Gómez, socia de Amafi
Esta es la historia de una mujer que, en aquellos años, principios del siglo veinte, triunfó en personalidad, trabajo y esfuerzo, pero su valentía y determinación la distinguían aún más. Una señora que tenía muy claro lo que quería hacer y, como esta señora, muchas otras a las que nunca se las ha nombrado.
Este artículo rinde homenaje a esa mujer, hija de pescadores, nacida en un pueblecito de Vizcaya llamado Portugalete, pesquero por aquel entonces, cuya vida y trabajo desafiaron las convenciones de género de su época. Desde temprana edad, enfrentó las dificultades con coraje, convirtiendo desafíos en oportunidades y construyendo un legado de fuerza en un mundo dominado por hombres.
Desde sus primeros días, esta mujer estuvo destinada a forjar su camino entre las redes y las mareas. Nacida en el seno de una familia de pescadores, creció entre el olor a sal y el sonido de las gaviotas, aprendiendo los secretos del mar junto a su abuela y sus padres. Mientras muchos esperaban que su destino estuviera limitado al hogar, ella se lanzó en los dominios del mercado y la pescadería. Su historia es la de una luchadora incansable que desafió las expectativas sociales de su tiempo. En una era en la que el papel de la mujer se veía confinado al ámbito doméstico, ella se convirtió en un ejemplo de ambición.
La partida prematura de su padre cuando apenas tenía ocho años dejó a Charo y su familia con la pesada carga de sostener el negocio familiar, que por aquel entonces era una tarea dominada por hombres. Junto a su madre y su abuela, asumió responsabilidades mucho antes de lo que cualquier niño debería hacerlo. Entre las tareas de la pescadería y el mercado, y a pesar de las cargas que llevaba a cuestas, Charo nunca abandonó la escuela.
Con el final de la guerra, Charo emprendió un viaje a Londres en busca de nuevas oportunidades. A pesar de las barreras lingüísticas y culturales, se sumergió en el mundo laboral, dedicando cuatro décadas de su vida en la ciudad que la acogió con los brazos abiertos.
Sus visitas a Bilbao durante las vacaciones revelaban una mujer adelantada a su tiempo. Mientras otras se conformaban con el status quo, Charo desafiaba las normas de género al acompañar a los vecinos a San Mamés a animar al Athletic. Además de aprovechar otros privilegios como tener una independencia económica o poder disfrutar de las playas de Vizcaya, experiencias que eran poco comunes para las mujeres de su época.
La vida de Charo es un testimonio inspirador de perseverancia. En un mundo que a menudo relegaba a las mujeres al (ámbito doméstico) lo cambiaría con otras palabras porque has puesto antes lo mismo, ella desafió las expectativas y trazó su propio camino hacia la independencia y el éxito.
En el Día Internacional de la Mujer, recordamos y celebramos el legado de mujeres como ella, cuyas vidas encarnaron la lucha por la igualdad y el empoderamiento. Su valentía y determinación siguen siendo una inspiración para las generaciones venideras, recordándonos que el verdadero progreso se logra cuando desafiamos las normas establecidas y nos atrevemos a navegar hacia nuevos horizontes.
Doy gracias por haberse cruzado en mi camino una persona como Charo, con 92 años, contando muchas batallitas, gracias al arroz con leche que le hacía a mi Aitite, y que en mis visitas a Vizcaya me tocaba recoger de vez en cuando. La historia debería acordarse de muchas personas mayores como Charo donde en la actualidad pasan mucha soledad.
Agradezco a AMAFI que se den estas oportunidades de poder escribir artículos y dar voz a estas historias tan interesantes.
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