• 05/05/2024 22:20

Las olas de calor no son inevitables. Por (*) José Lindo

(origen) generico Ago 1, 2022 , , , , ,
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Hasta 40 grados en Londres – la temperatura más alta de la historia de Reino Unido. Entre 39 y 45 grados en España, más de 1.700 víctimas en la península ibérica e incendios devastadores en varios países europeos. Hace décadas que los científicos nos advierten de este efecto infernal del calentamiento global, que al día de hoy es indiscutible.

Olas de calor

Lo que está pasando es una tragedia, pero no nos podemos permitir la apatía. Si, el cambio climático está acelerando, pero las olas de calor no son voluntad de Dios: se pueden – y se deben – mitigar.

No es fácil pensar, y mucho menos actuar, cuando se está derritiendo, pero es nuestro deber. Por suerte, ya existe bastante información sobre lo que se puede hacer para mitigar las olas de calor.

Esta información está apoyada por datos fiables, y ahora es el momento de implementarla: no tenemos mucho más tiempo.

Por ejemplo, la aplicación Green Urban Data utiliza datos de satélites para analizar la correlación entre la vegetación y el clima en las ciudades.

Revela que en los lugares con menos árboles y más tráfico, como son las rotondas, la temperatura puede llegar hasta 12°C más que en partes más arboladas de la ciudad.

Estas islas de calor se extienden a barrios enteros, aumentando la temperatura ambiente de grandes zonas y literalmente matando a sus residentes.

Pero la respuesta es sencilla: necesitamos parar de reemplazar la vegetación con cemento, y plantar más árboles en las ciudades. Esta medida simple tiene el poder no sólo de mejorar la calidad de vida en ambientes urbanos, sino también de salvar vidas.

Agricultura industrial

Por otro lado, es importante pensar en lo que comemos y cómo está producido. La agricultura industrial es responsable por muchos de los efectos del cambio climático: el uso de pesticidas y fertilizantes químicos ha agotado los suelos, que se han vuelto incapaces de secuestrar agua.

Esto crea las condiciones perfectas para la propagación rápida de los incendios. Además, la agricultura moderna supone grandes campos de monocultivos: se quitan los árboles y todas las plantas que equilibran el clima local para plantar un solo tipo de comida.

Cuando llegan las olas de calor, los agricultores que trabajan sin sombra se ponen en riesgo, y estos cultivos fallan, comprometiendo todo el sistema alimentario.

En España, la situación es urgente: la desertificación de los suelos promete más olas de calor y más disrupciones de la producción agrícola en los próximos años.

Métodos de producción más sostenibles

Pero existen otros métodos de producción mucho más sostenibles y adaptados al cambio climático.

Por ejemplo, la agricultura regenerativa supone la plantación de diversos tipos de vegetación destinados al consumo humano – un literal bosque de alimentos.

Esta diversidad, y el uso escaso de productos químicos, apoya el equilibrio y la salud del suelo, la absorción eficiente del agua y la regulación del clima.

Además, hace la producción alimentaria más resiliente frente a los eventos climáticos extremos.

En La Junquera, la Regeneration Academy ha obtenido resultados muy prometedores desde que transformó una finca tradicional hacia un modelo regenerativo. Es la hora de invertir en la transición agrícola para proteger nuestro futuro y mitigar los efectos del calentamiento global.

En general, la pérdida de la vegetación y de la biodiversidad aumenta la frecuencia y la intensidad de los eventos climáticos extremos como las olas de calor, los incendios y las inundaciones.

En la Amazonia, se perdieron 18 árboles por segundo en 2021, y el clima brasileño nunca fue tan extremo, entre sequías, incendios y lluvias torrenciales.

Proteger las florestas que nos quedan es una urgencia mundial. No solo nos ayudará a equilibrar el clima local, sino también a frenar el calentamiento global y reducir los daños de la actividad humana.

Se estima que la plantación de 2 mil millones de acres de árboles capturaría dos tercios de las emisiones globales de CO2 – unos 205 mil millones de toneladas.

Por esa razón, los esfuerzos de descarbonización deben estar alineados con objetivos de reforestación.

La buena noticia es que, en el mercado voluntario de carbono, los proyectos basados en la naturaleza están cada vez más populares entre los clientes que quieren compensar su huella; lo observamos diariamente en el marketplace de ClimateTrade.

Los árboles y la vegetación son la clave de nuestro futuro en la Tierra: necesitamos cuidarlos, restaurarlos y regenerarlos de todas las formas posibles.

En el corto plazo, eso nos ayudará a mitigar las olas de calor y a reducir su frecuencia.

Pero no perdamos de vista el objetivo más amplio: se trata de asegurar una vida de calidad para nuestros hijos y sus descendientes.

 

(*) José Lindo es cofundador y director de impacto de ClimateTrade.

 

 

 

 

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y  EFEverde

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