Los blindados rusos han roto el orden internacional y han aplastado prioridades y certezas. En el sector de la energía, la seguridad de suministro y la búsqueda de nuevas fuentes se han impuesto a las consideraciones medioambientales y de sostenibilidad. Los tanques de Putin han empujado el “sello verde” a tierra de nadie; a un no man’s land impensable hace sólo unos meses, cuando empresas, fondos y gobiernos participaban en una carrera hacia una transición energética centrada en renovables y en el fin de los hidrocarburos.