• 17/01/2025 16:47

Posibles consecuencias geopolíticas del corte del suministro de gas ruso desde Ucrania a Europa. Por Andrés Schuschny (VIU)

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Por Andrés Schuschny

Desde el primer día del año, Ucrania suspendió el transporte de gas natural ruso hacia Europa a través de sus gasoductos. En efecto, el GTSOU (Gas Transmission System Operator of Ukraine) cortó el suministro de gas ruso que se dirigía a la Unión Europea desde Ucrania finalizado el contrato que mantenían GAZPROM con la empresa ucraniana Naftogaz. Esta decisión, cargada de simbolismo político, consolida las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos que llega a Europa en buques metaneros.

Resulta improbable que esta interrupción genere el mismo impacto en los precios del gas europeo que en el 2022, cuando eventos como el cierre del gasoducto Yamal y los sabotajes de los Nord Stream 1 y 2 llevaron al insumo a valores máximos históricos lo que agravó la situación inflacionaria y perjudicó la competitividad europea. A pesar de ello, es previsible que los precios del gas natural en Europa continúen aumentando de manera sostenida durante este año tal como ha venido sucediendo desde agosto pasado.

La interrupción del abastecimiento de gas natural afecta apenas al 5% de las importaciones de gas de la UE, impactando principalmente a Austria, Eslovaquia, Hungría y Moldavia. Austria y Eslovaquia ya han asegurado suministros alternativos, aunque a mayor costo. En Eslovaquia, el principal distribuidor de gas, SPP, planea abastecerse a través de Alemania y Hungría, asumiendo mayores costos de transporte. Hungría, por su parte, continuará recibiendo gas ruso mediante el gasoducto TurkStream, que atraviesa el Mar Negro. Las importaciones de GNL, provenientes de Estados Unidos, Argelia y Qatar, podrían compensar el déficit. Este gas llegaría a Europa a través de terminales como Klaipeda en Lituania, Swinoujscie en Polonia o Krk en Croacia, conectando a los países afectados con alternativas más costosas pero viables.

El contexto político también influye en la situación. Eslovaquia y Hungría están lideradas por gobiernos nacionalistas conservadores con posturas contrarias a la guerra. Moldavia, en cambio, bajo un liderazgo prooccidental, enfrenta desafíos internos mientras busca recuperar la región separatista prorusa de Transnistria. En el contexto actual, la crisis energética ha golpeado duramente a Moldavia, donde cortes de calefacción y agua caliente han llevado a la población a recurrir a medidas improvisadas para afrontar el invierno.

La decisión de Ucrania de cortar el transporte de gas ruso a Europa le supone una pérdida de ingresos significativa. Para mitigar esta reducción, el gobierno ucraniano ha cuadruplicado las tarifas de transmisión de gas para los consumidores domésticos, lo que podría afectar levemente a su industria. Paralelamente, Ucrania ha comenzado a recibir envíos de GNL desde Estados Unidos, como el primer cargamento de 45.000 toneladas entregado recientemente a través de una terminal en Grecia.

Iniciado el conflicto en Ucrania, Qatar ha abastecido entre el 12 y el 14% de las necesidades de GNL de Europa, lo que lo ubica como uno de los principales proveedores del bloque. Sin embargo, se han suscitado algunos entredichos con Qatar ya que las directivas de la UE exigen a las grandes empresas que operan en el bloque, como QatarEnergy, a demostrar que sus cadenas de suministro no utilizan mano de obra forzada o no causan daños medioambientales para no incurrir en sanciones o multas que podrían alcanzar el 5% de la facturación global. Esto puede sonar razonable y políticamente correcto pero una posible negativa de Qatar a seguir suministrando GNL a la UE, como lo señaló el Ministro de Energía Qatarí Saad al-Kaabi en una reciente entrevista con el Financial Times, podría causar una devastación económica. En el actual contexto y si el conflicto en Ucrania se extiende, lo más probable es que la UE dé marcha atrás en sus demandas por una mayor sostenibilidad corporativa de Qatar.

Por otro lado, resulta presumible que Europa incremente aún más su dependencia de las exportaciones de GNL de Estados Unidos. Trump planea eliminar las barreras a las nuevas perforaciones de gas de esquisto. La decisión de nombrar a Chris Wright, un donante de su campaña, alto ejecutivo del sector de gas y petróleo y defensor de los hidrocarburos no convencionales, como futuro Secretario de Energía va en esa dirección. Además, Trump ha amenazado con la aplicación de aranceles a las importaciones norteamericanas desde la UE sino se reduce el déficit comercial imperante favorable a Europa. Por ello, Europa facilitaría mayores importaciones de GNL (y soja estadounidense) para evitar que eso suceda.

En este contexto, la suspensión del tránsito de gas ruso a través de Ucrania se convierte en una baza que Ucrania y la UE se podrían guardar para una posible negociación cuando concluya el conflicto. Ante la posibilidad de la finalización de la guerra, una vez que Donald Trump asuma su mandato, las negociaciones podrían facilitar la reapertura del transporte de gas natural ruso a través de Ucrania, así como a través del gasoducto Yamal o de la parte operativa del Nord Stream. La reactivación del suministro de gas ruso, más económico, podría ayudar a la UE a evitar una recesión, especialmente si se agravan las dificultades económicas de Alemania. Paralelamente, esto contribuiría a mantener la imagen de corrección política de la UE y aumentar la capacidad de presión sobre Qatar para dar cumplimiento a la directiva de la UE sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad.

Rusia se beneficiaría de los ingresos derivados de la venta de gas natural para enfrentar los enormes desafíos fiscales que deberá enfrentar una vez terminado el conflicto.

Estados Unidos, habría consolidado su influencia sobre Europa y tendría que avalar un acuerdo de este tipo que podría ser viable si existe la posibilidad de que Rusia no incremente la venta de su gas a China si se obstaculiza la construcción de nuevos gasoductos a este país. Este es un escenario posible ante una eventual negociación que ponga fin al conflicto bélico.

Andrés Schuschny es Licenciado en Ciencias Físicas y Doctor en Economía. Actualmente es Profesor en el Master Universitario de Energías Renovables, en el Grado en Relaciones Internacionales y en el Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Fue Director en la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y funcionario de las Naciones Unidas (ONU) donde trabajó en temas vinculados a la planificación y las políticas energéticas y el análisis económico cuantitativo y la sostenibilidad del desarrollo.

Fotografía principal: Detalle de un gasoducto. Archivo EFE/Filip Singer


 

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/cdo-verde/