La carrera de las petroleras europeas por dejar atrás ese apellido y pasar a ser simplemente energéticas lleva años lanzada. La paradoja es que, con los precios del crudo por las nubes y uno de los mayores exportadores mundiales Rusia- fuera de juego, la oportunidad que les ha abierto en los últimos meses es de época. Y nadie está dispuesto a desaprovecharla. Tampoco BP. El futuro, sin embargo, apunta en otra dirección. Así lo cree, al menos, el consejero delegado del gigante petrolero y gasista británico, Bernard Looney (Condado de Kerry, 52 años).