El Tribunal de Cuentas sospecha que Renfe ha inflado la valoración de su filial de mercancías. El órgano fiscalizador explica en su último informe anual sobre la contabilidad del Estado, referente al ejercicio 2020, que existe una gran «incertidumbre» respecto a la tasación de los activos, tanto materiales como intangibles, que ha hecho el operador ferroviario. Unos activos que para Renfe tienen un valor en libros de 353,5 millones de euros y que según el Tribunal de Cuentas «podrían estar sobrevalorados».
La institución recuerda que existe un deterioro de estos activos causado por «las continuadas pérdidas de explotación de los últimos ejercicios». Además, da un toque de atención a la empresa pública al afirmar que ni el operador ni su filial de mercancías ha elaborado un «test de deterioro», lo que impide realizar una valoración certera de esta sociedad.
Fuentes del operador ferroviario aseguran por su parte que «los auditores llevan reflejando esta misma salvedad desde hace unos años». Renfe explica que sus estimaciones están basadas en el valor total en libros de los activos de su filial de mercancías y confía además en que con la llegada de uno o varios socios industriales la actividad se incremente, los tráficos crezcan y «en consecuencia, se revaloricen los activos».
Lo cierto es que el informe del órgano fiscalizador, publicado hace apenas unas semanas, llega en un momento determinante para la búsqueda de este socio industrial. Renfe anunció oficialmente durante el mes de abril que abría un procedimiento competitivo para seleccionar una o varias empresas con las que aliarse en el negocio de las mercancías y la logística. La compañía pública es consciente del deterioro de su filial y de lo complejo que sería mantenerla en las condiciones actuales, por lo que asegura que este proyecto de búsqueda es «estratégico» y «la base para la futura sostenibilidad del negocio de mercancías».
Por el momento han mostrado interés en el proyecto más de 30 empresas, entre las que están tres grandes operadores públicos europeos, tres grandes navieras y una gran empresa de logística. Renfe les ha hecho llegar a todas ellas los pliegos del proyecto y ahora las interesadas tienen hasta el 1 de julio para presentar una oferta definitiva.
Los planes pasan por estudiar unas semanas esas ofertas y elevar al consejo de administración que se celebrará el 25 de julio los candidatos finales. Al menos tres proyectos o todos aquellos que obtengan una valoración en el concurso de 50 puntos.
Un proyecto abierto
En función de las características de estos proyectos finalistas, Renfe se desprenderá de unas actividades u otras de su filial. Incluso podría escoger dos proyectos distintos, cada uno con una actividad y ambos participados al 50% por la empresa pública. Además de los activos necesarios para la constitución de estas nuevas empresas, Renfe traspasará a estas sociedades el fondo de comercio.
La idea es redactar un pliego definitivo que servirá como referencia para la presentación final de ofertas y la elección del socio. Con estos plazos, el operador confía en llevar una propuesta al Consejo de Ministros a finales de 2023.
Con este plan, Renfe busca rentabilizar una división que lleva dando pérdidas desde hace varios años, dentro de un mercado, el del transporte ferroviario de mercancías, que tiene una cuota cercana al 5% respecto a la carretera. Además, pretende aprovechar el tirón que está teniendo el comercio electrónico en España tras la pandemia, lo que ha impulsado aún más el negocio logístico.
