• 04/05/2024 10:52

Teresa Ribera, luces y alguna sombra de una líder en la diplomacia climática y un peso pesado en la UE

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Por Marta Montojo

Madrid, 24 abr (EFEverde).- Una noticia está centrando conversaciones en el sector ambiental: la marcha de la ministra Teresa Ribera a Bruselas. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico encabezará la lista del Partido Socialista para el Parlamento Europeo en las elecciones del 9 de junio. Lo ha hecho oficial este miércoles la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, pero los entornos cercanos a Ribera llevaban días comentándolo, y especulando con quién será la persona elegida para ocupar su lugar.

“Queremos más Europa, más justa y solidaria, más social, verde y feminista. Sabemos que esta es la agenda que garantiza progreso y bienestar”, ha declarado la vicepresidenta en una publicación en X tras hacerse pública su candidatura.

“Carácter fuerte”, “asertividad”, “tenacidad”, “capacidad de trabajo”, “liderazgo”, “visión global”, “valentía”… Son algunos de los términos para referirse a Teresa Ribera que han empleado las personas que han trabajado con ella a lo largo de estos últimos años, ya sea desde el ámbito empresarial, el político, el de las organizaciones de la sociedad civil o el académico.

Trayectoria profesional

Años antes de ser ministra, cargo que ocupa desde el cambio de Gobierno tras la moción de censura en 2018, Teresa Ribera ya era una persona reconocida en el ecologismo político.

La madrileña, licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, dirigió la Oficina Española de Cambio Climático durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y, en 2008, pasó a ser secretaria de Estado de Cambio Climático hasta el final del mandato. Entre 2014 y 2018 estuvo al frente del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), y fue una de las artífices del Acuerdo de París, en diciembre de 2015.

En 2018 Pedro Sánchez la eligió para formar parte de su equipo en La Moncloa. Un perfil técnico venía a ocupar un ministerio que, avanzando la agenda del nuevo Gobierno, se divorciaba del de agricultura y cambiaba de nombre: pasó de ser “de Medio Ambiente” a “para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico”. Un ministerio sobre cuyas siglas, aún hoy, no parece haber consenso. No fue, ni es, una cartera fácil de gestionar, reconocen los ecologistas.

“La agenda ambiental, la agenda de esta vicepresidencia, es la más complicada del Gobierno con diferencia”, valora el secretario general de WWF España, Juan Carlos Del Olmo. “Es la agenda más transformadora, en la que tienes que pisar más intereses, tienes que cambiar más. Evidentemente te vuelves muy exigente. Los lobbies que hay detrás de cada decisión que toma ese ministerio son brutales”, recalca, y alude a sectores como el del plástico, el energético, o el agrícola y ganadero, donde las decisiones de Ribera no han tenido tan buena acogida. “No hay ningún archivo de ese ministerio que no sea conflictivo”, abunda Del Olmo.

Ribera llegó al Gobierno con una pequeña mancha en su expediente: había avalado la declaración de impacto del proyecto gasístico Castor. Sin embargo, fue bien recibida por la mayoría del sector ecologista, que se reúne con ella asiduamente para trasladar sus preocupaciones y hoy reconoce su aportación a la acción contra la crisis climática y ecológica.

Los ecologistas resaltan, por ejemplo, su gestión de los últimos pasos del cierre de las centrales de carbón, impulsando un modelo de transición justa en las zonas mineras; así como la planificación del cierre de las nucleares, con el desmantelamiento de Garoña y un acuerdo de calendario para el resto.

“También es importante la aprobación del séptimo plan de gestión de residuos radiactivos, el romper con el impuesto al sol en 2018, que estaba bloqueando completamente y ponía trabas al autoconsumo de energías renovables”, apunta la directora de Greenpeace España, Eva Saldaña, que enumera otros muchos ‘hitos’ de la gestión de Ribera.

“Ha mostrado valentía y desde luego un compromiso absoluto con el Pacto Verde Europeo”, declara desde la organización ecologista Mighty Earth, Isabel Fernández. “Precisamente en estos momentos, en que desde tantos sectores productivos y también empresariales -e incluso desde algunos gobiernos o de partes de la administración de algunos Estados miembros- se está cuestionando el futuro de algunas normas europeas, nos parece que sería una persona idónea para afrontar esos retos a nivel europeo”, agrega Fernández.

Incluso desde otras formaciones políticas reconocen el papel que alguien con el perfil de Ribera, a quien muchos ecologistas consultados describen como “un peso pesado” en el plano internacional, puede tener en la defensa del Pacto Verde Europeo. Este paquete de medidas “está bajo amenaza de las derechas y extremas derechas”, advierte el coportavoz de Verdes Equo y miembro de la ejecutiva de Sumar, Florent Marcellesi. “Es fundamental que a propuesta del Gobierno español la próxima Comisión Europea incorpore personas que lo defiendan y lo refuercen. Y si cumple este papel España con personas reconocidas a nivel europeo e internacional en este ámbito, esto será doblemente bueno: para España y su peso político en Europa y para la UE en aspectos tan importantes como la lucha climática”, añade.

Proyección internacional

Quienes la han visto desenvolverse en la arena internacional alaban su “visión global”, su conocimiento profundo de las instituciones europeas y su “innegable” liderazgo en la transición energética.

“El potencial nombramiento de Ribera como comisaria de transición ecológica ayudaría a apaciguar los temores de que Europa dé marcha atrás en su compromiso con las energías limpias de cara a los socios internacionales, los ciudadanos y los agentes de la economía limpia”, opina Manon Dufour, directora del think tank E3G.

Dufour, experta en diplomacia climática, menciona el “notable liderazgo” de Ribera en materia de energías renovables y resiliencia climática, algo que “será clave para que el bloque sea más seguro y resistente en los próximos años”.

“Ribera ha sido una de las impulsoras del Pacto Verde Europeo. Gracias a ella, España también se ha convertido en un ejemplo internacional de cómo aplicar sobre el terreno una transición justa e integradora”, dice por su parte Linda Kalcher, directora de otro think tank con sede en Bruselas, Strategic Perspectives. “La visión, la experiencia y la reputación de Teresa Ribera la convierten en la candidata ideal para un puesto de Vicepresidenta Ejecutiva en la Comisión Europea”.

Para cualquiera que haya coincidido con ella en cumbres internacionales, el reconocimiento global de la ministra se hace evidente. Fue, por ejemplo, una ‘blue leader’ (líder azul) en la firma del Tratado Global de los Océanos, y “ha sido una figura clave para la designación de nuevas áreas marinas protegidas en España”, según la vicepresidenta adjunta de Oceana en Europa, Vera Coelho, quien además subraya que en la UE la ministra ha sido una “ardua defensora” de la ley de restauración de la naturaleza.

Para ubicar a Ribera en una conferencia del clima de la ONU, como la celebrada en Dubái (COP28) el pasado diciembre, a veces basta con identificar a la nube de periodistas extranjeros que la siguen allá donde vaya.

Se defiende perfectamente en tres idiomas (español, inglés y francés), y sabe traducir a cualquiera de ellos el complejo lenguaje de la diplomacia climática.

En la COP28 de Dubái fue, junto con el comisario de Acción Climática, Wopke Hoekstra, la cara visible del bloque negociador de la Unión Europea -al ejercer en esos momentos la presidencia del Consejo de la UE- y ha sido elegida facilitadora en múltiples cumbres del clima.

Transición energética

Por su impulso a las renovables, en detrimento de otras energías más contaminantes como el carbón -el combustible fósil más sucio-, el sector renovable se muestra agradecido.

“Veníamos de Gobiernos del PP absolutamente hostiles a la transición energética con personajes ominosos como los hermanos Nadal o el ministro Soria, y Teresa Ribera ha mostrado un compromiso firme por la necesaria transición energética”, sostiene Mario Sánchez-Herrero, Presidente de la cooperativa Ecooo.

Para Sánchez-Herrero, cuya cooperativa se centra en el autoconsumo fotovoltaico, Ribera “es una mujer inteligente, con determinación, con un perfil político muy marcado, y con mucho carácter, con mucha fuerza”.

“A veces ese carácter es un poco excesivo, y peca un poco de soberbia, pero no se puede pedir la composición perfecta de una naturaleza humana. Y si ponemos en la balanza los pros y los contras, yo creo que Teresa Ribera es lo mejor que nos podía haber pasado para aquellas personas que estamos por la transición ecológica en nuestro país”, mantiene.

“Ribera ha tenido que lidiar durante su mandato con la peor crisis energética vivida en Europa en los últimos cincuenta años, que España ha podido resistir mejor que otros países gracias a nuestra apuesta por las renovables”, arguye por su parte el director general de APPA Renovables, José María González Moya.

La comunicación con Ribera y su equipo ministerial ha sido, a juicio de este experto, “fluida y constante”, “facilitando el trabajo conjunto y permitiendo cambios graduales hacia un escenario más favorable para el trabajo de las empresas del sector renovable”.

Movilidad sostenible

También en la movilidad la ministra recibe una evaluación positiva: “ha demostrado su determinación para defender un alto nivel de ambición en políticas climáticas vinculadas al transporte como, por ejemplo, los estándares de CO2 para vehículos ligeros y pesados. Nos permite pensar que será una ferviente defensora del Pacto Verde europeo en las instituciones europeas”, argumenta la directora de la oficina española de Transport & Environment, Isabell Büschel.

“Tanto ella como el gran equipo del que se ha sabido rodear, han sido los encargados de transponer normativas a nivel nacional, que han supuesto que la eficiencia energética, la calidad del aire, las zonas de bajas emisiones, los envases y los residuos y la economía circular, entre otros, sean temas relevantes en toda estrategia empresarial y claves para alcanzar una transición energética justa y sostenible”, comenta también May López, directora de Empresas por la movilidad sostenible.

Luces y sombras

Pero el reconocimiento a nivel global, en el espacio de la diplomacia climática y la transición energética no blinda a la actual vicepresidenta del Gobierno de las críticas, incluso dentro del sector ambiental. Javier Andaluz, coordinador de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, es una de esas voces que, si bien reconocen las luces de la gestión de Ribera, y sobre todo su discurso “en línea con las indicaciones científicas”, pueden apuntar también a algunas de sus sombras.

“En la pasada cumbre del clima de Dubái vimos como finalmente no fue capaz de llevar adelante el fin claro de los combustibles fósiles”, lamenta Andaluz, quien rechaza además que Ribera no llevara al bloque negociador de la UE a dotar a los países del Sur Global de la financiación “justa y necesaria” para hacer frente a la emergencia climática en esos territorios donde más se sufren las consecuencias.

“Ribera ha liderado alguna de las propuestas más progresistas o más ambiciosas en materia de cambio climático, como la salida, por ejemplo, del Tratado de la Carta de la Energía”, concede Andaluz. En paralelo, admite también, ha sido capaz de impulsar las “mayores inversiones” en energía limpia. “Pero estamos viendo cómo esas inversiones no han sido desarrolladas de la mejor forma posible, sino que ha fomentado la aparición de algunas burbujas de carácter económico, como la de renovables, mientras no existe una adecuada planificación para enfrentar que esas medidas puedan ser compatibles con el territorio”.

La participación ciudadana, una debilidad

En el plano nacional, Ribera “no ha sido una de las peores ministras de Medio Ambiente que hemos tenido”, concluye Andaluz, pero juzga que en los procesos participativos y de trabajo con la sociedad civil “no ha sido todo lo comprensiva que podría ser”.

La falta de integración de la ciudadanía en la gobernanza de las políticas climáticas es algo que también critica Saldaña, de Greenpeace, quien además cree que el nivel de ambición podía haber sido mayor.

“Entendiendo que ella tenía que lidiar con el oligopolio eléctrico, con sectores que seguramente le estaban haciendo un contrapeso muy grande, la ambición se quedaba disminuida para la situación que vivimos, la encrucijada, la policrisis y una emergencia climática que exige actuar con mucha urgencia. Ahí es donde han estado las diferencias más grandes”, sentencia. EFEverde

mmt

 

Una fuente imprescindible del periodismo ambiental y climático. Por (*) Arturo Larena

 

 

 

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Artículo de efeverde publicado en https://efeverde.com/ribera-lider-diplomacia-climatica-peso-pesado-ue/