Gobiernos y empresas siguen invirtiendo de manera persistente en combustibles fósiles y contribuyen así a «avivar» el calentamiento global, según el octavo informe Lancet Countdown sobre salud y cambio climático, que advierte de que esto, unido a los años de retraso en adaptación, disminuye las posibilidades de supervivencia en todos los países del mundo.
Lancet Countdown monitoriza desde 2015 las amenazas para la salud del calentamiento global que, según el informe, alcanzaron «niveles sin precedentes» en 2023 y a las que no escapa ningún país del mundo.
En el último ejercicio, diez de los quince indicadores sobre los que miden el impacto del calentamiento en la salud alcanzaron récords preocupantes, según el informe, publicado a las puertas de la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático de la ONU, que se celebrará en Bakú (Azerbaiyán) del 11 al 22 de noviembre.
A modo de ejemplo, la población mundial estuvo expuesta de media a 50 días más de temperaturas peligrosas para la salud que lo previsto sin cambio climático y la sequía extrema afectó al 48 % de la superficie terrestre, el segundo nivel más alto registrado.
Reorientar las finanzas hacia la salud
El documento denuncia que pese a ello, gobiernos y empresas continúan gastando billones de dólares en subsidios e inversiones en combustibles fósiles que empeoran el cambio climático, en lugar de destinar esos recursos a alcanzar de manera efectiva las emisiones netas cero y garantizar con ello un futuro saludable.
Por ello, urgen a reorientar las finanzas internacionales para que los recursos se destinen a una transición rápida y justa hacia una economía cero neta, en lugar de seguir perjudicando la salud de miles de millones de personas en todo el mundo.
«El balance sobre las inminentes amenazas para la salud derivadas de la inacción climática revela los hallazgos más preocupantes en estos ocho años de seguimiento», según la experta Marina Romanello (University College London), que ha subrayado que ninguna persona o economía del planeta es inmune.
«La incesante expansión de los combustibles fósiles y las emisiones récord de gases de efecto invernadero agravan las consecuencias para la salud y amenazan con revertir los limitados avances logrados hasta ahora», ha lamentado Romanello, que ha denunciado que son muchas las presiones que se ejercen sobre los tomadores de decisiones para desviar la atención de estas cuestiones.
Las vidas que se han perdido debido al cambio climático nunca se recuperarán, «son pérdidas irreversibles» que podrían haberse evitado tras décadas de advertencia, ha lamentado la experta durante la presentación del informe en la que, no obstante, ha confiando en que aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo.
Datos que deberían llevar a la acción
El informe revela que en 2023, nuevo año de temperaturas máximas de récord, las muertes relacionadas con el calor en personas mayores de 65 años aumentaron un 167 % respecto a la década de los 90.
En todo el mundo, la población estuvo expuesta, de media, al máximo histórico de 1.512 horas de altas temperaturas -que implican un riesgo moderado de estrés por calor al realizar ejercicio ligero al aire libre, como caminar o andar en bicicleta-, con un incremento del 27,7 % (328 horas) respecto al promedio anual de 1990-1999.
El aumento de las temperatura provocó la pérdida potencial de 512.000 millones de horas laborales con una caída de ingresos a nivel mundial de 835.000 millones de dólares, el equivalente al 7,6 % del PIB de países ingresos bajos y al 4,4 % del PIB de países de ingresos medios.
Durante el último decenio (2014-2023), el 61 % de la superficie terrestre mundial registró un aumento de los eventos de precipitaciones extremas en comparación con el promedio de 1961-1990, disparando el riesgo de inundaciones, enfermedades infecciosas y contaminación del agua.
Paralelamente, la mayor frecuencia de olas de calor y sequías fue responsable de que 151 millones de personas experimentaran inseguridad alimentaria moderada o severa en 124 países en 2022.
En 2023, se registraron más de 5 millones de casos de dengue, un récord histórico, en más de 80 naciones, según el informe, que señala que la idoneidad climática para la propagación de esta infección por mosquitos aedes albopictus aumentó un 46 % en la última década.
Las pérdidas económicas (relacionadas con activos físicos) por eventos climáticos extremos ascendieron a 227.000 millones de dólares entre 2019 y 2023, valor que excede el PIB del 60 % de las economías del mundo.
Más combustibles fósiles, menos cobertura arbórea
Ante este dramático escenario, las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía alcanzaron un máximo histórico tras crecer el 1,1 % respecto a 2022; y la proporción de combustibles fósiles en el sistema energético mundial aumentó en 2022 por primera vez en una década, alcanzando el 80,3 % de toda la energía, frente al 80,1 % de 2020.
La inversión en combustibles fósiles concentró el 36,6 % de la inversión energética mundial en 2023, año en el que muchos países incrementaron los subsidios explícitos a estos combustibles en respuesta al aumento de precios de la energía tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Esto sucedió después de que en 2022, 72 de los 86 países analizados subsidiaron combustibles fósiles con la cifra récord de 1,4 billones de dólares, el 10 % más que el gasto nacional en salud de 47 de esos países y el 100 % más que en 23 de ellos.
Las 114 compañías más grandes de petróleo y gas del mundo (suman el 80 % de toda la producción proyectada para 2040) aumentaron el año pasado sus previsiones de producción, lo que conllevará que sus emisiones superen niveles compatibles con el objetivo del 1,5° en un 59 % a 2020 y en un 189 % a 2040.
En paralelo, se estima que casi 182 millones de hectáreas de bosques fueron destruidas entre 2016 (cuando entró en vigor el Acuerdo de París) y 2022, lo que equivale al 5 % de la cobertura arbórea mundial y disminuye la capacidad natural del mundo para capturar CO2.
Las mayores pérdidas de cobertura arbórea se registraron en Rusia (35,8 millones de hectáreas) y en Estados Unidos y Canadá (casi 15 millones de hectáreas en cada país).
Motivos para la esperanza
Por otra parte, el informe destaca que, aunque pocos, también hay motivos para la esperanza, como, por ejemplo, que las muertes por contaminación del aire derivada de combustibles fósiles disminuyeron casi un 7 % entre 2016 (2,25 millones) y 2021 (2,09 millones).
Esto se debió a los esfuerzos hechos por reducir la contaminación generada por la quema de carbón, lo que pone de manifiesto que abandonar los combustibles fósiles «salva vidas».
La proporción de electricidad generada por energías renovables en el mix eléctrico mundial fue del 10,5 % en 2021, casi el doble que en 2016 (5,5 %), y la inversión mundial en estas energías creció un 10 % en 2023, hasta 1,9 billones de dólares, un 73 % más que en carbón, petróleo y gas.
Financiado por Wellcome, Lancet Countdown reúne el trabajo de 122 expertos de 57 instituciones académicas y agencias de la ONU a nivel mundial, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En su octava edición, incluye nuevas métricas sobre precipitaciones extremas, activos de carbón varados, pérdida de cubierta arbórea, tormentas de arena y polvo o el aumento de temperaturas nocturnas y pérdida de sueño, entre otros aspectos. EFEverde
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Artículo de Ana Tuñas Matilla publicado en https://efeverde.com/inversion-combustibles-fosiles/