Irene Martín Morales.- Una mejor gestión de la biomasa forestal podría contribuir en gran medida a la prevención y reducción del riesgo de incendios, al limitar la presencia de este combustible natural en los bosques para su uso como biocombustible, han coincidido varios expertos consultados por EFEverde.
Sin embargo, aún siendo España el segundo país de Europa en extensión forestal, con aproximadamente 27 millones de hectáreas y con una media de crecimiento anual de 46 millones de metros cúbicos de sus bosques -de los que se aprovechan 19 millones-, solo el 18,5 % tiene un instrumento de planificación para gestionar el monte.
Así lo ha indicado a EFEverde la gerente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultura de España (COSE) e ingeniera agrónoma, Patricia Gómez, quien enfatiza que la cifra ni siquiera representa una quinta parte de los montes con los que cuenta el país.
Altamente inflamable
El exceso de biomasa provoca que el fuego avance con mayor rapidez y que así, influido por las condiciones climáticas, «seamos un país altamente inflamable», ha destacado Gómez.
Para esta experta, la solución está en «abordar el problema de raíz», con mayor inversión pública en la gestión forestal de forma que «esté equilibrada», con la asignación de fondos a tareas de extinción.
En el centro de la problemática del exceso de biomasa está el abandono rural y de las actividades agrarias que facilitaba una estructura «de mosaico», dificultando que los incendios fuesen de grandes dimensiones, ha asegurado la ingeniera de montes Asunción Cámara.
Recurso energético
Ambas especialistas coinciden en destacar el potencial de esta materia como recurso energético: «Tenemos que sacar esa biomasa que sobra de los montes» -ha subrayado Gómez- y emplearla como energía, pues «de los 27 millones de los metros cúbicos que se quedan en el monte y no se aprovechan pueden generarse 2.500 kilovatios y 30.000 puestos de trabajo en el medio rural», ha asegurado.
Aunque Cámara ha aclarado que «no toda la biomasa se puede extraer», arguye que sí se podría intervenir en la planificación y en la gestión de manera que el bosque tenga mayor calidad y así pueda proporcionar «un aprovechamiento como recurso energético» y generar un beneficio económico «más allá del ambiental».
Tanto la energía térmica como la eléctrica se pueden obtener a través de biomasa, pero tienen aplicaciones diferentes: mientras la térmica hace un uso más local (calderas domésticas, en ayuntamientos, etc), la eléctrica necesita aproximadamente unas 200.000 o 300.000 toneladas para producir energía en centrales, explican.
«La gestión de la biomasa forestal está generando polémica, incluso cuestionándose como recurso renovable» al entenderse, según Cámara, «en contra de la conservación del entorno natural».
Sin embargo, ellas abogan por «el balance neutro de CO2», al considerar que «el propio sistema de gestión tiene que garantizar la restauración inmediata de lo que se está cortando, lo se está regenerando para la siguiente generación».
Fuente renovable
«Lo que yo entiendo es que el aprovechamiento del recurso energético no es susceptible de ser mermado, es totalmente renovable», ha insistitido Cámara.
Claramente la biomasa forestal es algo por lo que va a haber que apostar, lo queramos o no (…) conforme haya una menor disponibilidad de combustibles fósiles (…) pero la extracción de esta biomasa en un territorio que de por sí suele ser árido resulta perjudicial para la lucha contra el cambio climatico, ha señalado Luis González Reyes de Ecologistas en Acción y doctor en química.
Necesitamos, ha añadido González Reyes, una buena gestión de la biodiversidad y del clima porque no podemos vivir sin los servicios ecosístemicos que nos están proporcionando estos sistemas. EFEverde
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