La escasez de agua que afecta a gran parte de Extremadura como consecuencia de una pertinaz sequía ha comenzado a trastocar el día a día de los vecinos y visitantes del valle del Jerte cacereño, uno de los destinos vacacionales con mayor tirón de la región, pues se ha tenido que recurrir a las prohibiciones y a los cortes de abastecimiento para intentar salvar el verano.
El problema es tan serio que varios municipios jerteños podrían verse obligados a recurrir a camiones cisterna para poder abastecer a sus vecinos si no llueve a lo largo del mes de agosto.
Uno de los más afectados es el municipio de Jerte, cuyo alcalde, Gabriel Iglesias, ha tenido que modificar la actual ordenanza municipal del agua para adaptarla a las nuevas situaciones de escasez e incrementar las sanciones para quienes no hagan un uso responsable del agua, «sobre todo en épocas de sequía como la que estamos sufriendo».
Las gargantas de los Papúos y Hoyos-Ciruelo, encargadas de llenar los depósitos municipales de agua, a estas alturas de agosto ya no llevan agua en su parte más baja.
«Detectamos que por las noches los depósitos se venían abajo debido al consumo excesivo de agua, por lo que fuimos cerrando contadores en solares y huertos y hemos comenzado con los cortes programados en el suministro», ha señalado a Efeverde Gabriel Iglesias antes de subrayar que «es evidente que ha llegado el momento de que todos nos tomemos en serio la falta de agua».
De esta forma, además de prohibir varias acciones de uso del agua de la red de suministro, tales como el riego de jardines, huertas, el lavado de vehículos, llenado de piscinas y, en general, todos los usos que impliquen no satisfacer necesidades básicas y despilfarro de agua, el Ayuntamiento ha ordenado varios cortes de agua a lo largo de cada jornada.
En la actualidad, los jerteños y visitantes no pueden disponer de agua en sus grifos entre las 16:00 y las 20:00 horas y entre las 00:00 y las 7:00 horas, unos tramos horarios que se han establecido «tras hablarlo con todos los sectores afectados, especialmente, los dedicados al turismo y la hostelería».
«Yo entiendo que haya gente a la que no le gusten estas medidas, pero ellos también me tienen que entender a mí, porque estamos ante una situación muy complicada, sobre todo porque en Jerte tenemos unas infraestructuras para 1.300 personas y ahora en la localidad puede haber cerca de 5.000, con todo lo que ello implica a la hora del uso del agua», ha señalado.
La escasez recursos hídricos también se deja notar en las piscinas naturales de la comarca del Valle del Jerte, donde, de nuevo, Jerte es sinónimo de problemas, a tenor de la imagen que presenta el entorno de una de las principales zonas de baño del municipio.
«En mayo pusimos las compuertas y lo cierto es que ahora mismo hay muy poca agua, porque se pierde y no se renueva, pues el río tampoco lleva suficiente. De momento lo único que podemos hacer es esperar a ver si la calidad del agua nos aguanta hasta finales de agosto», ha lamentado el alcalde.
Gabriel Iglesias ha aseverado que Jerte es ahora ejemplo de los problemas derivados de la sequía, «pero esto pasa en toda España y parte de Europa».
«Esto va en serio. Hace cuatro años que estamos sufriendo cortes de agua, escasez de lluvias, de nieve, unido a altísimas temperaturas y creo que ya es hora de que nos pongamos todos manos a la obra para tomar medidas y, de forma paralela, concienciar de verdad de la gente de que o hacemos algo o el agua va a costar más que el gasóleo como sigamos así», ha apuntado.
«Si no hacemos nada, esto irá a peor», ha agregado. EFEverde
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