En Egipto, la COP27 ha dado luz a un acuerdo mitad de cal, mitad de arena. Tras negociaciones de infarto entre intereses muy distintos, los gobiernos se han quedado a medias entre claros avances en términos de justicia climática y una cada vez más peligrosa procrastinación ante la emergencia climática.
En esta cumbre del clima en tierra africana, es de celebrar primero que se haya dado un paso significativo en la justicia climática con la inclusión de un fondo para las pérdidas y los daños. Si bien queda mucho trabajo por delante para ir definiendo con más precisión este fondo y ampliar los donantes a países como China, por fin se ha logrado reconocer y plasmar en negro sobre blanco la imperiosa necesidad de los países más vulnerables de recibir un apoyo económico por parte de los grandes países emisores ante los impactos terribles de la crisis climática, que ya se están dando actualmente. Fijémonos: mientras algunos Estados insulares podrían desaparecer por la subida del nivel del mar, las últimas inundaciones que sufrió Pakistán este año causaron unos 30.000 millones de euros de pérdidas. Este paso histórico, fruto de años de presión política y social, recuerda una máxima básica: no habrá lucha climática sin justicia climática.
Al mismo tiempo, la arena sigue empantanando las negociaciones climáticas. Es altamente frustrante y preocupante que no se hayan mejorado las metas climáticas planteadas en la COP26, en Glasgow, el año pasado. Como decía el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el mundo necesita un paso de gigante en ambición climática. Pero este paso no ha llegado y ya estamos en tiempo de descuento climático. La comunidad científica es clara: con las metas actuales de cada país, el aumento de temperatura superaría los 2.6ºC a final de este siglo y por tanto no podríamos evitar los peores impactos del cambio climático. Para ello, necesitamos mantener las temperaturas por debajo de un aumento de 1.5ºC pero en Egipto, el mundo ha perdido un tiempo precioso para salvar el clima y salvar vidas.
Y está claro que el lobby fósil ha hecho su labor para obstaculizar los avances en términos de ambición. Ya sea por la presencia de numerosas empresas fósiles en la cumbre como el papel nefasto de los países petroleros (empezando por las monarquías del Golfo Pérsico) y de Rusia, el texto final de COP27 no da ningún paso adelante hacia el abandono de todos los combustibles fósiles. Sin embargo, solo existe un destino sostenible para la energía fósil: quedarse bajo tierra. Es hora del ahorro y de las energías renovables.
Marcellesi (Equo)
Por fin, es de justicia reconocer la labor positiva de España y la Unión Europea en su salto cualitativo para impulsar el acuerdo sobre pérdidas y daños, así como su voluntad de acelerar la ambición en la COP27. Pero ya no basta de buenas palabras y gestos en cumbres internacionales. También se trata de ser coherentes en casa. Para ello, desde Verdes Equo llamamos al Gobierno del PSOE y UP a aumentar antes del final de la legislatura el objetivo de reducción de emisiones. Ya lo dijimos en su momento y lo volvemos a repetir: la ley climática nació vieja y es imprescindible alinearla con la ciencia. Por otro lado, le pedimos que renuncie al proyecto del BarMar, antiguamente MidCat, una obra insostenible y faraónica al servicio del gas fósil. El mundo de ayer tiene que dejar sitio al mundo de mañana.
Florent Marcellesi, es coportavoz de Verdes Equo y ex-eurodiputado de Los Verdes Europeos.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
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