Ahora que nos agobia la altura alcanzada por la inflación y vemos con miedo sus ganas de permanecer un tiempo con nosotros, lo más cómodo es echarle la culpa de todo a Putin y sus manías invasoras. Entre otras cosas porque tiene una buena parte de ella y se ha ganado la antipatía de todos. Pero es una atribución parcialmente justa. ¿Qué pensábamos que iba a suceder tras tantos años de irrigación, sin cansancio ni medida, de dinero, por culpa de unas cuentas públicas desbocadas que nos obligaban a emitir deuda en la misma proporción?. Una deuda que tenía tan poca aceptación en los mercados que obligaba al Banco Central Europeo (BCE) a comprarla sin desmayo. Y hacerlo además de… Ver Más