A modo de explicación del repentino giro anunciado ayer por el Banco Central Europeo (BCE), su vicepresidente, Luis de Guindos, ha defendido que el Consejo de Gobierno de la institución monetaria europea está dispuesto a actuar para combatir la fragmentación de los costes de financiación de la deuda soberana de la zona euro y ha garantizado que el BCE implementará «rápidamente» un esquema para atenuar la divergencia en los diferenciales de la deuda de los países miembros del euro. «Tenemos un compromiso total para elaborar, diseñar y poner en marcha rápidamente un instrumento que haga frente a la fragmentación injustificada», ha dicho en una conferencia. En declaraciones previas al periódico griego ‘Ta Nea’, Guindos ha insistido también en que «los mercados no tendrán dudas sobre cuánto estamos dispuestos a hacer frente a la fragmentación» y ha justificado esta nueva iniciativa, que para muchos vuelve a alejarse del mandato del BCE, recordando que la fragmentación, en cuanto que obstáculo para la transmisión adecuada de la política monetaria, siempre ha sido una preocupación para el Consejo de Gobierno del BCE.
Apenas un día después de la reunión extraordinaria de este órgano directivo, que se saldó con un comunicado anunciando una nueva ‘flexibilidad’ en la reinversón de los bonos a su vencimiento, y el diseño de un nuevo instrumento antifragmentación del que todavía no se conocen los detalles. Guindos explica que «el mensaje principal de la reunión de ayer es nuestro pleno compromiso de lidiar con la fragmentación» y añade que confía en que pronto se acordarán los detalles del plan y las características del nuevo instrumento, aunque ha evitado confirmar que esta decisión vaya a tomarse
en la próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE, programada para el 21 de julio.
El vicepresidente del BCE también se esfuerza por aclarar que el escenario base de las previsiones macroeconómicas de la entidad indica que no habrá una recesión, aunque la eurozona registrará un crecimiento bajo. Reconoce, sin embargo, que en situaciones más extremas, incluyendo una severa interrupción de los suministros de energía, el crecimiento se volvería negativo en 2023.
El número dos del BCE, que durante meses mantuvo el discurso oficial de que la inflación era coyuntural y desaparecería por sí sola en el medio plazo, admite ya que las proyecciones de la institución apuntan a que la inflación, actualmente muy elevada, «solo comenzará a bajar gradualmente a finales de este año», manteniéndose por encima del objetivo del 2% durante todo el horizonte de previsiones.«La inflación es más persistente y generalizada de lo que pensábamos hace unos meses, pero seguirá cayendo en 2023 y 2024», afirma.
