• 18/05/2024 01:49

El Corte Inglés se transforma para no ser devorado

(origen) Cristina Galindo Galiana,María Fernández Lago Jun 11, 2022 , , ,
Tiempo estimado de lectura: 2 minutos, 29 segundos

Los analistas más apocalípticos llevan pronosticando la muerte de los grandes almacenes desde hace medio siglo, y en parte no les falta razón. Primero fueron los minoristas de los centros comerciales los que les robaron ventas, después llegaron las cadenas de descuento y los “asesinos de categoría” —expertos en decoración, juguetes o electrónica—, y, por último, el comercio online, Amazon y demás familia. El Corte Inglés (ECI) ha navegado con más o menos fortuna por estas aguas plagadas ahora de clientes jóvenes a los que quizá no les entusiasme visitar un gran almacén al uso. Pese a todo, el grupo familiar sigue siendo un gigante nacional: tiene más de 80.000 empleados, 1.542 puntos de venta en la Península y 453 fuera, sus centros reciben cada año 700 millones de visitantes (y 500 en la web) y es una de las marcas más reconocidas de España. Solo en el país cuenta con 35.000 proveedores y su catálogo alcanza los dos millones de productos.

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Reina mueve torre

Enfocamos nuestro futuro con ilusión (…) porque contamos con un plan estratégico realista, moderno y ambicioso; con un consejo que apoya ese camino de transformación; con un equipo directivo que encabeza nuestro consejero delegado, Víctor del Pozo, lleno de ideas novedosas, con amplia experiencia en el negocio y con una gran capacidad de gestión”. Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés, escribía esto el año pasado para explicar cuál iba a ser el enfoque del grupo, pero sus palabras se acartonaron rápidamente.
El 26 de enero, Del Pozo fue reelegido como consejero delegado hasta 2027. Iba a pilotar los cambios que llevasen a la empresa a Bolsa antes de 2028. A nadie le sorprendió, porque era una persona muy próxima a la presidenta y ya llevaba un lustro en lo más alto de la escala ejecutiva. Era a la vez un nuevo guiño con vistas a una futura cotización, ya que el mercado suele exigir a cualquier compañía una completa separación de poderes entre la propiedad y la gestión. Pero apenas dos meses después del anuncio, por “motivos personales”, Víctor del Pozo salió de escena. Se especuló con que podría haberse sentido muy incómodo con la nueva estructura y los últimos fichajes, pensados para restarle poder. Y también por las discrepancias con la presidenta sobre la posible adquisición de Tendam (Cortefiel).
Sea como fuere, en lugar de otro fichaje se creó una comisión ejecutiva delegada presidida por Marta Álvarez, lo que volvió a concentrar el poder en la familia. Ese órgano de dirección integró a dos consejeros (José Ramón de Hoces y Javier Rodríguez-Arias) y a dos nuevos directores generales, José María Folache (que lleva los grandes almacenes, Supercor, Hipercor o Sfera) y Santiago Bau (nuevos negocios y propiedad inmobiliaria). Fue un movimiento extraño. “Fue Del Pozo quien supo ver con claridad, en el momento inicial de la sucesión tras la muerte de Isidoro [Álvarez en 2014], que las hijas no se iban a limitar a ser inversoras, querían involucrarse en la gestión. Lo percibió y se puso de su parte”, reflexiona alguien que ha seguido de cerca la trayectoria de la compañía. Ese apoyo se fue haciendo visible en la larga batalla que libraron las hermanas Marta y Cristina Álvarez contra su primo, Dimas Gimeno, al que terminaron despojando de poder —con una guerra de querellas de por medio y un gran desgaste en imagen—. “Se ve cómo en el proceso, hasta que destituyen a Dimas, se fragua un pacto entre Marta [Álvarez] y la llamada Vieja Guardia [representada por Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría, ambos retirados]. Ella coloca a Víctor del Pozo y Lasaga a Nuño de la Rosa, y van avanzando en paralelo en aquella suerte de bicefalia donde Dimas era el presidente”. 

Encaje difícil
Ese llamado “pacto de transitoriedad” dio paso a la breve presidencia de Nuño de la Rosa, que luego sería sustituido por Álvarez con Del Pozo como primer ejecutivo, un tándem que ha estallado por los aires. “No acaban de encontrar un buen esquema corporativo”, opina un analista. Lo que sí han hecho en El Corte Inglés es crear otros órganos similares a los que tienen las empresas cotizadas, como una comisión de auditoría y control, otra de nombramientos y una de sostenibilidad. Algunos analistas abrazan el discurso tentador de mirar al pasado, deslizando que Marta Álvarez quiere ser para El Corte Inglés lo mismo que representó su padre. Pero los tiempos y las circunstancias han cambiado radicalmente. ¿Funcionará esta vez? 


Artículo de Cristina Galindo Galiana,María Fernández Lago publicado en https://elpais.com/economia/negocios/2022-06-11/el-corte-ingles-se-transforma-para-no-ser-devorado.html