• 19/04/2024 11:39

La aterradora sensación frente a la insolvencia

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Marta Bergadà, socia fundadora de Bergadà Asociados

Marta Bergadà

Hoy no toca hablar de leyes, sino de todas las personas que lo están pasando mal y cómo salir de esa situación

Mucho se habla de deudas, de la Ley de la Segunda Oportunidad, de responsabilidad y de la buena fe del deudor, de reestructuraciones, etcétera. Sin embargo, nunca se tiene en cuenta esa aterradora sensación frente a la insolvencia que recorre cada parte del cuerpo del deudor.

Por haber pasado, personalmente, por el proceso de insolvencia me siento plenamente legitimada hoy para hablar sobre ello.

Compro siempre afirmo, en su mayoría las personas somos buenas pagadoras, queremos y ansiamos cumplir con nuestras obligaciones. Pero, ¿qué sucede cuando no puedes cumplir con las obligaciones adquiridas?

Por mil y una causa (enfermedad, crisis, errores estratégicos, avales a terceros, paro, huelgas, etcétera) puedes verte en una situación de insolvencia.

Tu mundo se desploma, te sientes verdaderamente mal y no sabes cómo actuar ni a quién acudir.

Solicitas, con la cabeza baja, ayuda a tu entidad financiera y en lugar de ayudarte, a través de refinanciaciones o aplazamientos, te cierran las puertas de golpe o porrazo, o te solicitan que para llegar a cualquier acuerdo deba firmar garantías hasta tu perro.

Los bancos no están nada por la labor de refinanciar deudas de otras entidades, aunque el valor del patrimonio será superior a las deudas. Mi padre siempre me decía que los bancos son esos señores que te dan el paraguas cuando sale el sol y cuando llueve te lo quitan.

De la noche a la mañana te conviertes en moroso y empieza la persecución y el acoso incesante, mediante llamadas y mensajes llenos de amenazas.

Esa aterradora sensación frente la insolvencia provoca que quieras esconderte, desaparecer del mundo y te lleva a no contestar llamadas de números desconocidos. Es más, buscas la manera de que los pocos ingresos que percibes puedan quedar a salvo para mantener a tu familia.

Te sientes indefenso y aterrado ante lo que te parece en ese momento un obstáculo de una magnitud tan desproporcionada que te será imposible salvarlo.

Y así van pasando meses y años, y te niegas a recoger cualquier tipo de correspondencia certificada, sea quien sea el remitente.

Tu mente se encierra en un mundo paralelo y desearías olvidar esos episodios del pasado, y aunque sabes que estás frente a la insolvencia parece como si te diese lo mismo, no la afrontas. Y no puedes afrontarlo, porque eres impotente ante ello y siguen pasando los años.

Al final, te acostumbras a vivir como un invisible y te repites a diario y varias veces “nada tengo, pues nada tengo que temer”.

Y tras esos años escondido, que han ido haciendo mella en tu salud, quizás es hora de pensar en tu futuro, en que el tiempo corre tan rápido y en que pronto no podrás trabajar en nada y las puertas de una pensión de jubilación estarán cerradas.

Poco jueces y abogados pueden hacerse capaces y explicar la aterradora sensación frente la insolvencia, pues por suerte no les ha tocado vivirla. Pero hoy, con este testimonio, quiero hablar de esa sensación y hacer comprender a los operadores jurídicos que deben ponerse en la piel de esas personas.

Con ello pretendo dar una nueva esperanza, una salida a miles de personas que, tal y como me encontré personalmente en el pasado, se encuentren hoy en esta situación.

En la actualidad, tras duros años, logré mi objetivo de convertirme en abogada experta en insolvencias y en una de las mejores leyes que se han dictado hasta el momento: la Ley de la Segunda Oportunidad.

Abrí un despacho jurídico, Bergadà Asociados, cuya misión es ayudar a esas personas que, como a mi me sucedió, estén pasando por esa senda de espinos envenenados.

Comprendo muy bien que cuando nos reunimos por primera vez con un cliente que nos solicita asesoramiento y ayuda ni tan sólo sepa cuáles son sus deudas, ni los procedimientos judiciales que se siguen contra él.

Esa aterradora sensación ante la insolvencia se ha convertido en un escudo que sin él, quizás la vida sería insoportable.

Va transcurriendo la primera visita con ese cliente y, poco a poco, va recordando. Y ello duele mucho. Y salir del caparazón es delicado.

Al finalizar esa primera visita, y tras aflorar esas malas vivencias y recuerdos y esa agonía constante, el cliente cambia de actitud.

Por fin, parece que vislumbra una esperanza y puede compartir con alguien que le comprende ese largo duelo y ello le da fuerzas para afrontar esa situación. Juzgar a alguien cuando no han caminado con sus zapatos no es sencillo.

Desde Bergadà Asociados queremos con este post hacer un llamamiento a todos los operadores jurídicos para que sean conscientes de lo que pueden llegar a representar para esas personas.

Y a esas personas, que nos leen y que lo están pasando tan mal y que necesitan ayuda para dejar de temer a esos fantasmas del pasado, les invitamos a dar el primer paso, firme y valiente y a la vez sencillo, cuando se encuentre con un buen acompañamiento.

En pocos minutos y tras una primera llamada puede empezar el camino hacia tu nueva vida.

Hoy no me toca hablar de leyes, me toca hablar de personas y de cómo salir de esa aterradora sensación frente a la insolvencia.

De corazón, esperamos que este post sirva de ayuda a miles de personas. Por lo tanto, si por suerte no estás en esta situación y conoces a alguien que está pasando por ella, reenvíale este post y serás parte de su nueva vida.

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Artículo de Redacción publicado en https://www.lawyerpress.com/2023/03/30/la-aterradora-sensacion-frente-a-la-insolvencia/