Confieso que vi la serie cuando Movistar estrenó su primera temporada, el 7 de junio de 2019, y cuando vio la luz la segunda, el 19 de febrero de 2021. Y en estos días he vuelto a ella. Casi de un tirón. Doy fe que es como los buenos vinos, el paso del tiempo la hace mejor. Uno encuentra matices que antes se me habían pasado por alto.
La serie de televisión Hierro centra su eje sobre la persona de la juez Candela Montes (interpretada por Candela Peña), una abogada que sacó la oposición pasada la treintena, madre soltera de un niño, Nico, con parálisis cerebral, que le acompaña. Tiene su primer destino en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Valverde, capital de la isla de Hierro, una de las cuatro que conforman la provincia, junto con La Palma, Gomera y Tenerife, que le da nombre.
Es el único Juzgado y ella la única juez para una población de 11.154 personas (según datos de 2019). Es decir, que se conocen todos.
Tengo que decir que Candela Peña, en su papel de juez, está espléndida. No sé cómo se lo ha trabajado, pero, teniendo la experiencia que tengo y conociendo a muchas más jueces y magistradas que la media nacional, la interpretación que hace es soberbia.
El motor de la historia es el asesinato de un joven el día de su boda. Una cita a la que no puede acudir.
El principal sospechoso es Antonio Díaz, al que da vida el actor argentino Darío Grandinetti, dueño de una platanera, del que todo el mundo «sabe» que no se llevaba bien con Fran, el muerto, y al que no deseaba como yerno.
Como suele ocurrir, nada es lo que parece.
La juez Montes con el sargento de la Guardia Civil, jefe de la Comandancia de Hierro, Alejandro Morata (interpretado por Juan Carlos Vellido) en una instantánea de una conversación sobre la marcha de las investigaciones.
Hay que alabar el gran respeto que, en general, tanto el guionista, Pepe Coira, como su hermano, Jorge, han tenido por los procedimientos legales.
Hay que decir que asociación criticó el protagonismo de la juez en toda la investigación de la Guardia Civil, haciendo una entrada y registro sin la letrada de la Administración de Justicia. Cuando es la letrada judicial las que la realiza. Y es cierto. Pero, desde mi punto de vista, es un detalle menor en la ficción.
Un ejemplo de esto, de la ausencia de ortodoxia, lo podemos encontrar en el nacimiento de la celebradísima serie CSI Las Vegas. Su creador, Mark Zuckerberg, reprodujo la magnífica relación que el jefe de la Policía Científica mantenía con el de la Policía Judicial, lo que le permitía saltarse los límites clásicos y entrar en terrenos propios de la investigación policial. Lo que no sucedía en otras ciudades estadounidenses. Pero aquello dio luz a CSI Miami y CSI Nueva York.
Las leyes de la ficción.
La juez Montes deja claro a todos los que le rodean que la ley se cumple y las cosas se tienen que hacer de acuerdo a la ley. Nada de buenos rollitos con el fiscal, que viene de Santa Cruz de Tenerife, que le sugiere imponer la prisión provisional al empresario Antonio Díaz, que en el pasado cumplió 10 años de cárcel por un homicidio.
Ella es la juez, la autoridad. Y los miembros de la Guardia Civil son agentes de la autoridad. Todo está claro.
La juez sabe quién es y quién es la autoridad, en todo momento. Durante el interrogatorio al empresario Antonio Díaz, junto a su abogado, Bernardo (Luifer Rodríguez), frente a la juez Montes y a la letrada de la Administración de Justicia, tapada.
La juez es una mujer dura, con un carácter fuerte –como tantas jueces que he conocido– y, al mismo tiempo, frágil. Pero muy cercana. Su relación con Díaz es tensa, pero como ocurre en la vida, en el trayectos se van adquiriendo matices. Son conversaciones entre dos gigantes de la escena.
Hierro no es una trama a lo Agatha Christie, como en «Muerte en el Nilo» o «Asesinato en el Orient Express», pero lo mismo que en esas novelas, la identidad del asesino sorprende. No podía ser de otra manera. Porque detrás de todo ello hay dinero, mucho dinero.
La guinda del pastel en la primera temporada es la presencia de Antonia San Juan, como la jefa de los malos. Sin duda alguna, su dominio de los registros interpretativos no tiene parangón.
Tanto en la comedia como en el drama, como en esta serie, Antonia San Juan está increíble. Como increíble son las imágenes que ha conseguido plasmar José Luis Bernal, el director de fotografía de la serie. Parece como si Hierro fuera de otro planeta, por su belleza.
Antonia San Juan es la guinda del pastel de la primera temporada. Hace de jefa de los malos.
La segunda temporada gira en torno al intento de asesinato de Díaz por parte de un sicario. No quiere vender su platanera a un grupo internacional para que se construya un «resort» turístico en la isla.
Un proyecto que impulsa el empresario colombiano afincado en Miami Gaspar Varela, interpretado por el actor hispano-sueco Matías Varela –de padres gallegos–, famoso por su papel de Jorge Salcedo en la tercera temporada de «Narcos».
En la segunda temporada la historia gira en torno a la compra de la platanera de Antonio Díaz (Dario Grandinetti), a la izquierda, por el empresario Gaspar Varela (Matías Varela), en el centro. A la derecha, Pilar (Kimberley Tell), la hija de Díaz, en la platanera.
El empresario aterriza en Hierro con su abogada para llevarse a sus dos hijas, a la que la Justicia le ha dado la guardia y custodia y para «desbloquear» el proyecto del «resort». Las cosas se complican cuando su cadáver aparece en la habitación del hotel en el que estaba hospedado. ¿Quién lo ha asesinado? ¿Qué intereses hay detrás?
El giro final se produce cuando ponen precio a la cabeza de la juez Candela Montes.
Los premios que ha recibido Hierro son justos y merecidos y el tiempo que vas a pasar viéndola no te va a aburrir. Es una apuesta garantizada.
