Domingo Boscá Pérez, presidente de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia hasta 2014, cuando se jubiló anticipadamente de forma voluntaria, a los 65 años, ha fallecido hoy de un cáncer de riñón en su casa de Luchente, localidad a 80,4 kilómetros al sur de Valencia, muy cercana a Gandía.
Tenía 73 años.
El magistrado emérito llevaba padeciendo la enfermedad desde 2019, que fue a más. Desde hacía un año recibía cuidados paliativos, con administración de morfina incluida. Una situación que ha sobrellevado con gran dignidad y con aceptación completa de su destino. A lo que ha contribuido una sólida fe, Era un hombre muy religioso.
Boscá Pérez no estaba casado. Hasta su jubilación, el 24 de marzo de 2014, el magistrado emérito fue una referencia, por su «auctoritas», entre sus compañeros.
«Domingo Boscá era una persona muy carismática. Un gran jurista. Un ejemplo, y un modelo, de juez. Y también un hombre bueno de la huerta. Representaba el carácter de la huerta valenciana. Cuando ocurría algún problema los jueces acudíamos a él, para saber su opinión», explica la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), Pilar de la Oliva.
UN HOMBRE CON UNA GRAN AUTORIDAD MORAL
«Su autoridad moral estaba fuera de toda duda. Su trato exquisito, con todo el mundo, le ganó el aprecio general», añade la presidenta del TSJCV. «En muchas ocasiones, cuando acudíamos a comer dos o tres compañeros a un restaurante y allí aparecía Domingo siempre terminábamos siendo trece o quince. Por su educación, por su tacto, por su talante, lo queríamos todos. Su desaparición nos ha dejado desolados».
Pilar de la Oliva recuerda la despedida multitudinaria que se le dio en 2014. «Fue una comida multitudinaria en el hotel Westin. Fuimos más de 250 personas». El alcalde de Luchente le hizo, entonces, hijo predilecto.
Boscá Pérez pertenecía a la Promoción 23 de la carrera judicial. Comenzó a ejercer la jurisdicción en 1976. Primero en prácticas, en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción único de Gandía, Valencia. Después sirvió en Palma de Mallorca.
Dos años después obtuvo plaza en Ontenitente, Valencia, después en Barcelona, como juez de Familia; Valencia, otra vez, en el Juzgado de Instrucción 5, y depués en la Audiencia Provincial, entonces Audiencia Territorial, donde permaneció hasta jubilarse.
«Nunca más hubo sosiego y sí la satisfacción por los compañeros con los que he tenido la suerte de trabajar, el personal de los Juzgados y profesionales en general ha sido y es una gozosa constante, y los medios materiales mejoraron, hasta recientes tiempos en que de nuevo merman, el nivel de trabajo lleva en ocasiones hasta el
desosiego y es causa de desaliento, hasta el extremo de que la jubilación como liberación llega a ser meta ansiada», escribió en 2014, dos años antes de su jubilación, en la revista «Deliberación», que publica la Asociación Profesional de la Magistratura, a la que estuvo afiliado.
Según relataba el periódico valenciano «Las Provincias», con motivo de ese retiro definitivo, en 2014, Bosca Pérez «siempre estuvo llamado a cotas más altas. Llegó, de hecho, a presentarse a la plaza de José Ceres -hoy instructor de Gürtel- para el Tribunal Superior de Justicia. Sin embargo, cuando comprobó que exigían un título de valenciano para acceder al puesto, desistió».
Y añadía: «Él, que es natural de Llutxent y habla un valenciano impecable, vio absurdo aquello de la acreditación cuando quizá sea uno de los magistrados que mejor domina la lengua. Cómo obtener un mérito a partir de algo que a él le venía de cuna, regalado».
Su pérdida está siendo muy sentida.
