El abogado Javier Junceda (Oviedo, 1968), uno de los juristas más internacionales con los que cuenta España, ha entrado por la puerta grande en la muy prestigiosa Academia Peruana de Derecho como académico honorario, en reconocimiento a su reputada trayectoria profesional.
La Academia Peruana de Derecho nació en 1967. Es el equivalente a nuestra Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Ambas forman parte de la Conferencia Permanente de Academias Jurídicas Iberoamericanas.
Ser recibido en su seno es uno de los grandes honores que puede recibir un jurista. Una decisión que fue tomada por unanimidad.
Antes que Junceda ingresaron en esta Academia Peruana de Derecho tres españoles de reconocida «auctoritas» en el mundo del derecho: Luis Diez-Picazo y Ponce de León, Eduardo García de Enterría y Manuel Olivencia Ruiz.
El acto solemente de ingreso de Junceda tuvo lugar el pasado lunes en la sala Baquíjano y Carrillo del Colegio de Abogados de Lima.
De izquierda a derecha, Javier de Belaunde López de Romaña y Raúl Ferrero Costa, vicepresidente y presidente de la Academia Peruana de Derecho, el nuevo académico honorario, Javier Junceda, Francisco Miró Rada y Oswaldo Hundsikopf Exebio, vocal y director tesorero de la Academia, en la preceptiva foto de fin de acto.
Raúl Ferrero Costa, presidente de la Academia Peruana de Derecho y exsenador, presidió el acto e impuso la medalla y le entregó el diploma a Junceda, junto al decano del Colegio, César Humberto Bazán.
A Francisco Miró-Quesada Rada, exembajador del Perú en Francia, le correspondió hacer la obligada «laudatio» del nuevo académico ante los asistentes, entre los que se encontraba el ministro de Comercio Exterior y Turismo del país, Roberto Sánchez Palomino.
Como es preceptivo, Junceda tuvo que leer su discurso de ingreso como académico honorario que versó sobre el origen común de los derechos español y peruano, la Constitución de Cádiz, en cuya elaboración participaron un buen número de hombres de leyes del entonces virreinato del Perú.
«Aunque la Constitución de 1812, «La Pepa», tuviera apenas seis años de vigencia en España, su texto sirvió de inmejorable modelo para el desarrollo constitucional y jurídico del Perú en su anhelada búsqueda de la independencia», comenzó Junceda su discurso.
«En efecto, la Carta fue seguida especialmente en este antiguo virreinato, que en su proceso de nacimiento nacional y consolidación como Estado libre siguió a rajatabla tanto sus principios como incluso su propio articulado. Además, la Constitución de Cádiz se aplicó en casi todo el resto de la América hispana, aunque el período cronológico varíe en función del más rápido o tardío comienzo y éxito del proceso secesionista en los diferentes territorios».
El jurista español pronunciando su conferencia en el acto en el que fue investido como nuevo académico honorario de la Academia Peruana de Derecho.
Por su gran interés, tanto jurídico como histórico, Confilegal –que se honra de que uno de sus más brillantes colaboradores haya recibido esta distinción– reproduce aquí dicho discurso: