Hace catorce años decidí meterme en el Turno de Oficio. Llevaba ya casi cuatro ejerciendo por mi cuenta y no me faltaba trabajo y si decidí dar este paso fue por una razón de convicción social: quería poner mi granito en la ayuda a los más necesitados.
Desde entonces, he estado asistiendo detenidos, presentando escritos y recursos, haciendo juicios y atendiendo justiciables de oficio sin reparar en lo que me pagaban por ello.
Pero un día me dio por ver lo que se nos paga por cada actuación y comprendí el motivo de queja de tantos compañeros a los que he escuchado decir que “ni siquiera nos llega para gasolina ni cubrir los gastos mínimos”. Y así es, lamentablemente.
La gran mayoría de los abogados y abogadas que estamos en el Turno de Oficio lo hacemos, sin duda, por vocación. No obstante, además de la vocación hay otras motivaciones para ser abogado de oficio.
A nadie se le escapa que no deja de ser una fuente de ingresos que muchos compañeros necesitan para subsistir; bien porque están empezando, bien porque les ha bajado el trabajo o por la razón que sea.
Lo que no se puede permitir es que ejerzan esta función sin un mínimo de dignidad en cuanto al respeto a sus legítimos derechos y en cuanto a lo que deben de percibir como honorarios por su trabajo.
En mi caso concreto, tengo dos niños pequeños, mi despacho está muy cerca de los juzgados de Plaza de Castilla y ejerzo la profesión en toda España, pero vivo a las afueras de Madrid, por lo que empleo mucho tiempo cada día en desplazamientos en coche y me cuesta mucho compatibilizar mi vida profesional con mi vida personal.
Actualmente más del 90 % de mis ingresos provienen de mis clientes particulares, pero no todos los compañeros estarán en mi situación. El Turno de Oficio es una labor social en la que nadie nos obliga a participar, pero eso es una cosa y otra es que, por hacerla, asumamos que tenemos que perder dinero además de tiempo.
LO QUE COBRAMOS
En marzo de 2021 entró en vigor el Real Decreto 141/2021, de 9 de marzo, por el que se aprobaba el Reglamento de asistencia jurídica gratuita.
Según esta disposición jurídica, por el desplazamiento a una prisión para visitar a un cliente del Turno de Oficio (y es igual si se visita a uno o a más), la cantidad con la que se nos remunera es la de 32,68 euros si dista más de 25 km de la sede del Colegio.
Y con la de 54,45 euros si dista más de 50 km.
Por lo que estamos cobrando sólo por el desplazamiento, sin incluir el asesoramiento al cliente y no nos cubren ni tan siquiera la gasolina
Esto es sólo un ejemplo, pero para el que quiera sorprenderse con la remuneración que cobramos por cada actuación, asistencia al detenido, por un juicio de Tribunal de Jurado, o una macrocausa de la Audiencia Nacional, actuaciones todas ellas que nos quitan horas y horas de nuestro tiempo, solo tiene que acudir a la tabla de honorarios del Turno de Oficio.
Según un estudio de la Comisión Europea publicado por el Consejo General de la Abogacía, España es el país con más casos de justicia gratuita (3.379 por cada 100.000 habitantes, frente a 734 de media europea), pero estamos a la cola en retribución por asunto (178 € por caso, frente a los 462 € de Europa).
Siempre nos quejamos, y con razón, de lo poco o muy poco que está valorado el trabajo de un abogado del Turno, del casi desprestigio que supone a los ojos de algunos clientes y profesionales, y es algo que tiene que cambiar, pero muchas personas de esas que critican o infravaloran los profesionales cuando se actúa de oficio, deberían conocer lo que se nos abona por hacer una labor que es imprescindible en nuestra sociedad, como lo es la de los sanitarios de la Seguridad Social o la de los funcionarios de Policía y de Justicia.
Estoy viendo que de los candidatos que se han postulado para ser Decano de nuestro Ilustre Colegio de Abogados, algunos están desde hace años dentro de la Junta de Gobierno, y yo me pregunto: ¿qué es lo que han hecho por nosotros, por los abogados del Turno y no del Turno? ¿Por qué razón nos dicen que van a cambiar el Colegio si en sus años al frente de él no lo han hecho?
Por eso creo que, de verdad, hace falta una persona con la fuerza, las ganas y la experiencia para mejorar la Institución, para estar por nosotros y para nosotros, para todos los abogados de Madrid. Porque somos muchos, con muchas circunstancias personales, económicas y profesionales distintas, pero con la misma obligación de pagar unas cuotas que queremos que sirvan para algo.
Necesitamos a alguien que se preocupe de los abogados de despachos grandes y de los abogados que con mucho esfuerzo salen solos adelante.
Tenemos que recuperar el orgullo de ser abogado, el respeto hacia nuestra profesión, especialmente cuando la ejercemos a través del Turno de Oficio, y la creencia en que si pagamos unas cuotas es porque existe una necesidad.
Son muchos los empleados del ICAM que desempeñan una brillante labor y hacen que la maquinaria se mueva. Y una parte de nuestras cuotas está dirigida a que puedan trabajar y seguir ayudándonos.
Pero también se pagan con nuestras aportaciones otros muchos servicios, como las pólizas de responsabilidad Civil, los Servicios de Orientación Jurídica, la emisión de dictámenes de Honorarios, prestaciones asistenciales, etc.
Y son muchas, también, las cosas por hacer y mejorar en nuestro querido Colegio, además de mejorar y dignificar el Turno de Oficio.
Creo que es el momento, de verdad, de tener una Junta que nos represente de verdad: que nos dé amparo y dignidad, que mejore la comunicación entre el Colegio y los colegiados, que facilite le democratización y participación en la gestión, que haga que se escuche nuestra voz en las grandes decisiones de la justicia y tantas cosas más por hacer.
Pero me cuesta creer que todos esos retos vayan a poder afrontarlos quienes ya han estado en la Junta del ICAM y nos están diciendo que, ¿ahora sí?, van a hacer todo lo que no han hecho en estos cinco años.
Por eso creo que es nuestro turno; debemos luchar por una Abogacía que nos una y apoyar a quienes nos ofrezcan una renovación real del ICAM y no “más de lo mismo”.
