La Audiencia Provincial Sección nº4 de Málaga ha condenando a Banco Santander a devolver 103.400 euros por indemnización producida por la ocurrencia de la muerte de un prestatario que firmó un préstamo con Banco Santander, obligándose el banco contratar un seguro de vida, cosa que no hizo, habiendo tenido el consumidor el infortunio de perder su vida, tras una dolorosa enfermedad.
Según el dictamen judicial, era el consumidor el obligado a asegurar la devolución del préstamo mediante una póliza de seguros pero se facultaba al banco para suscribirla en su nombre y por su cuenta, incluso cargando en las cuentas los correspondientes recibos. Ello debió de ser entendido por el banco como un mandato expreso, mandato que fue aceptado de forma tácita por el Banco Santander cuando efectivamente suscribió como tomador una póliza de seguros en la que era beneficiario exclusivamente el banco pero cuya asegurada era únicamente la pareja del prestatario. Por esta negligencia en la contratación (solo se aseguró a uno de los prestatarios), se derivó la obligación de cancelar totalmente la hipoteca, lo que (actualmente) favorece al hijo y sucesor del consumidor fallecido, quien en su momento interpuso la demanda judicial.
Para la letrada que ha llevado la defensa de los consumidores, Magdalena Rico Palao, es clara la existencia de una obligación de Banco Santander que no atendió el mandato hecho en la escritura de hipoteca, y que supuso un perjuicio para el prestatario que, primeramente, fue declarado con incapacidad y luego murió por una larga y triste enfermedad.
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