A un mes de las elecciones, la postura de transformar el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) de la abogada Beatriz Saura, candidata a decana con el lema «La Abogacía que nos une», sigue estando en primera plana. «Los candidatos que pertenecen a la Junta de Gobierno no pueden trasladar un mensaje de renovación», afirma con total convencimiento.
«Los problemas siguen siendo los mismos desde hace cinco y hasta diez años», reclama Saura, enumerando el turno de oficio, la digitalización y la representación femenina.
Este último es un tema que provoca un especial escozor a la letrada, que recuerda la «imagen inadmisible» de la foto del aniversario 425 del ICAM, en la que aparecían los candidatos sin que se vieran casi mujeres.
«¿Cómo vamos a creer que estos apoyan a las mujeres cuando ya has actuado de otra manera?», comenta sobre algunas candidaturas, añadiendo que «deberían haber dado un paso al lado» e incluso que, en algunos casos «ya están implementadas las promesas que hacen».
En este sentido, la igualdad es un tema sobre el cual la plataforma de Saura tiene propuestas como el apoyo y mentoría para las profesionales que se reincorporan después de volverse madres para «reenganchar con fuerza» o medidas de «corresponsabilidad», en contraste a la renombrada «conciliación».
«Es increíble que la comunicación del Colegio sea tan rudimentaria, no tenemos voto electrónico ni se fomenta la participación», afirma la candidata.
También el turno de oficio, que, señala Saura, se ha vuelto «prácticamente un trabajo pro bono», debe tomarse en serio.
«Dicen que aumentan el sueldo, pero las cifras son irrisorias para lo que hace falta», afirma, señalando entre sus propuestas «tomar en serio» estas subidas de las remuneraciones, además de ofrecer plazas de aparcamiento.
Otra parte del programa de defensa del abogado de la candidata es generar un trato fluido entre los abogados y los operadores jurídicos de manera que se puedan minimizar los conflictos en los juzgados. Un frente de batalla que, en sus palabras, «no ha mejorado, sino que ha ido a peor».
Beatriz Saura, candidata de «La Abogacía que nos une» –en el centro (pelirroja)– flanqueada, de izquierda a derecha, por miembros de su «ticket electoral»: Silvia Córdoba, Purificación Pujol, Daniel Campos y Ofelia Tejerina.
«Un proyecto integral»
Para ello, cuenta con un equipo, que define como preparado y cohesionado, para trabajar en los proyectos «desde el principio». «No somos una candidatura Frankenstein», dice.
Añade que las especializaciones de sus candidatos, entre los que se incluyen «gestores extraordinarios de despachos de todos los tamaños, incluyendo un vicealcalde» se suman para formar un «proyecto integral» con el que la falta de experiencia al dirigir el Colegio no será un problema.
En cuanto a la aspirante a decana, confía en que su experiencia en el campo del cumplimiento normativo (‘Compliance’) y su preparación en diversos ámbitos jurídicos le dan «una visión integral del sistema judicial» que le ayuda a moverse «con la seguridad de la experiencia».
Pero la primera medida que tomaría el equipo de Saura ´sería abrir los canales de comunicación, facilitando medidas tecnológicas, sencillas y sensibles para que el Colegio pueda recibir propuestas, quejas «y alguna felicitación, que no se descarta», comenta la abogada con una sonrisa.
Esta estrategia es un eje esencial de la campaña, que se enfoca en hacer partícipes en las iniciativas del ICAM a todos los abogados, incluyendo a los jóvenes y no ejercientes.
«Es increíble que la comunicación del Colegio sea tan rudimentaria, no tenemos voto electrónico ni se fomenta la participación», denuncia Saura, añadiendo que la página web del ICAM no funciona ni está actualizada.
Todas razones por las que «no van, no votan».
«Se desatiende a abogados que son tan compañeros como los de la calle Serrano», dice. «Algunos abogados piensan que el Colegio solo sirve para pagar la cuota».
Que el ICAM canalice las inquietudes de los letrados, según Saura, es una necesidad para dar «una imagen de profesionales responsables y solidarios» y aumentar la participación. «Me gustaría que confiaran en nosotros como canalizadores del cambio», dice.
«Si no estás contento, tienes que cambiar las cosas», concluye.
