¿Cómo será la movilidad del futuro? La tendencia es que sea más rápida, eficiente e interconectada, con medios de transporte tanto masivos, que podrían incorporar nuevos medios al estilo de cápsulas que viajarán a 1000 km/h levitando en el interior de tubos a baja presión, como también aquellos medios a la medida de las actividades y características de cada persona.
Este sería el caso, por ejemplo, de los automóviles autónomos y bicicletas adaptadas para llevar comestibles o ser manipuladas por pasajeros con limitaciones de movilidad.
En esto, la tecnología y la inteligencia artificial jugarán un rol fundamental, al igual que las energías renovables provenientes de distintas fuentes.
Las ciudades competirán entre sí para ofrecer una mayor calidad de vida a quienes, en un mundo cada vez más globalizado, tendrán la opción de elegir dónde vivir y trabajar.
Y podría ser que en un futuro no muy lejano, los automóviles dejen de ser propiedad individual y estar ociosos la mayor parte del tiempo, a ser un medio más de transporte compartido y menos un símbolo de estatus.
Movilidad sostenible
La semana pasada se celebró en Madrid el congreso Global Mobility Call, donde especialistas discutieron sobre estas tendencias a nivel global y cómo lograrlo de una forma más sostenible.
Lo cierto es que luego de la fase más dura de la pandemia, la movilidad está regresando con más brío que nunca, pero también con grandes desafíos.
La guerra provocada por la invasión a Ucrania por parte de la Federación Rusa ha disparado el precio del petróleo con grandes repercusiones, incluyendo una crisis de materias primas y nuevos subsidios a los combustibles fósiles.
Y si algo está claro, es que no se puede volver a la misma forma de consumir y movilizarnos que teníamos antes de la pandemia.
De lo contrario, el precio de regresar al patrón usual de emisiones de gases de efecto invernadero, que no solo no han disminuido, sino que están lejos de hacerlo, será cada vez más alto.
Emisiones de CO2
Según datos de REN21, el transporte es actualmente responsable del 24% de las emisiones directas de CO2 provenientes de los combustibles fósiles y desde el año 2000 estas han crecido un 40% en todos los medios de transporte, menos el tren.
No solo eso, sino que la demanda de energía en este sector está aumentando y de forma más rápida que en otros sectores, mientras que el porcentaje global de las renovables en el consumo global de energía subió solamente del 8,7% en el 2009 al 11,7% en el 2019, según el Informe sobre la Situación Global de las Energías Renovables 2022 de REN21.
Vehículos eléctricos
En la actualidad, 16 millones de autos eléctricos ya circulan en las carreteras del mundo, pero representan solamente el 1% de la flotilla global.
Los buses eléctricos, por su parte, alcanzan el 4% de la flotilla global de autobuses y hay regiones del mundo que van más atrás.
Por ejemplo, en América Latina, donde el 80% de la población vive en ciudades, los desafíos en el transporte incluyen un rezago importante en la digitalización, falta de financiamiento, talento humano y una resistencia al cambio, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Así el panorama, nos enrumbamos en los próximos diez años al aumento de 1.5 grados Celsius en la temperatura media global, que es precisamente el límite que estableció el Acuerdo de París para evitar los impactos más drásticos del cambio climático.
El problema no es cuál camino tomar, eso está clarísimo, se trata de qué tan rápida y sostenida se haga esa transición energética y hasta dónde el sector transportes, con mucha más velocidad, se proponga pasar de ser el “malo de la película”, al que dé el salto que se necesita.
(*) Katiana Murillo es coordinadora de Latin Clima.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
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