Madrid, (EFEverde).- Un equipo de investigación ha detectado la presencia de una población perteneciente a una especie de sapo partero (Alytes almogavarii) que ha llegado por accidente a un vivero de Madrid a través del comercio de plantas.
En concreto, se trata de una tipología de anfibio que no suele habitar la capital de forma natural y que generalmente se localiza al nordeste de la península ibérica, a unos 400 kilómetros, en Cataluña, según ha destacado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MSCN) en un comunicado.
«Durante unas prospecciones rutinarias, localizamos dos sapos juveniles y tres renacuajos, todos ellos pertenecientes al género Alytes (sapos parteros), en los aledaños de un vivero», ha explicado un investigador de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en colaboración con el MNCN-CSIC, la Universidad de Nanjing (China) y el Museo Nacional de Historia Natural de París.
Una especie alóctona en Madrid
Este descubrimiento les llamó la atención en un primer lugar porque las especies de sapo partero más cercanas a la capital, entre ellas el sapo partero común (Alytes obstreticans) y el sapo partero ibérico (Alytes cistermasii), se suelen localizar a más de 10 km del invernadero, que es «una distancia considerable para un anfibio», ha precisado.
«Cuando contrastamos las secuencias de ADN de los individuos del vivero con las disponibles en las bases de datos científicas, comprobamos que no se trataba de ninguna de las especies de sapos parteros de la Comunidad de Madrid», ha señalado el investigador del MNCN , Gregorio Sánchez-Montes.
De hecho, la hipótesis del estudio es que esta especie ha llegado hasta la capital accidentalmente por medio del comercio de plantas, en concreto, desde Barcelona, debido a que los principales proveedores del vivero se encuentran en esta provincia. Algo que, según indican los investigadores, no ha sido puntual pues se ha detectado la presencia de un pequeña población reproductora.
«Hemos podido detectar de forma temprana esta introducción accidental gracias a que se ha producido en una zona donde no hay sapos autóctonos», ha recordado el científico del MNCN, Íñigo Martínez-Solano. «Si hubiera sucedido dentro del área de distribución madrileña de otras especies muy similares (…), seguramente este hecho habría pasado desapercibido».
El comercio de plantas amenaza a los anfibios
Todavía se desconoce de qué forma afectará a las poblaciones nativas de sapo partero, aunque este descubrimiento ha mostrado un caso más de introducción de especies foráneas de forma accidental mediante el comercio de plantas.
Un factor que «nos debe llamar a reflexión», ha advertido Martínez- Solano, sobre todo por las consecuencias que pueden derivarse de la ausencia de un control adecuado de las vías comerciales. Ejemplo de ello ha sido el colapso de las poblaciones de lagartijas autóctonas de las Islas Baleares como consecuencia de la llegada de serpientes ibéricas a través del comercio de olivos ornamentales.
Esta amenaza se suma a la larga una lista de calamidades que afectan a los anfibios, entre las que se encuentran la quitridiomicosis, la ranavirosis, la hibridación de especies nativas y la expansión de especies invasoras, para lo que Martinez-Solano ha pedido a las administraciones que establezcan «medidas de control efectivas». EFEverde.
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