Isabel Saco. Ginebra, (EFEVerde).- El activismo medioambiental se tornó muy serio cuando el chileno Sebastián Benfeld tomó la palabra en la protesta sorpresa de un grupo de jóvenes en una comisión parlamentaria de su país. Apenas había cumplido la mayoría de edad y ahora, a los 21, su liderazgo ha sido premiado por Naciones Unidas.
El joven ha sido uno de los seis líderes juveniles galardonados a nivel mundial -y el único latinoamericano- por los resultados concretos de su trabajo como activista en favor del reconocimiento del derecho humano a un medio ambiente sano, tras haber nacido, crecido y vivir en Valparaíso, la región más contaminada de Chile.
«Mi zona, antes de las industrias contaminantes, era buena para la pesca y la agricultura, pero hoy ya no porque el fondo marino está totalmente contaminado, al igual que el aire y los suelos», dice Benfeld a Efe en Ginebra, donde ha recibido el premio que otorga la ONU, en colaboración con el consorcio de la Radio y Televisión Pública Suiza y otras entidades.
En su región se encuentran las comunas de Quinteros y Puchuncavi, entre las cuales se encuentra una zona denominada de «sacrificio ambiental», donde están reunidas 16 empresas contaminantes que operan simultáneamente, entre ellas cuatro centrales termoeléctricas a carbón, una fundición de cobre, una refinería y una cementera, entre otras, enumera el joven.
La protesta juvenil con pancartas denunciando esa situación en pleno debate de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento chileno en 2019, junto a otros treinta jóvenes, le dio notoriedad a Benfeld, quien había encontrado inspiración en el movimiento juvenil «Viernes por el Futuro», iniciado por la activista sueca Greta Thunberg.
Como uno de los representantes de la versión chilena de «Viernes por el Futuro» acudió en 2020 a la Cumbre sobre el Cambio Climático de Madrid (COP25), donde denunció las violaciones de los derechos humanos en su país como consecuencia de la contaminación ambiental.
Poco después de esa acción fue invitado a hablar en el Senado, donde reclamó la participación de los jóvenes en las políticas públicas medioambientales, y creó «Escazu Ahora», una fundación que tiene la finalidad de defender el derecho a la información ambiental, a la participación en la toma de decisiones ambientales y el acceso a la justicia ambiental.
El nombre de la fundación, explica, proviene del Tratado de Escazú, «un acuerdo ambiental a nivel de América Latina y el Caribe, y el único en el mundo, que protege a las y los defensores ambientales, y que me pareció muy bueno porque da herramientas a las personas para que ellas mismas puedan defenderse ante las injusticias y desigualdades medioambientales».
La organización empezó con sus amigos de «Viernes por el Futuro» y algunos profesores que había tenido en el colegio, entre ellos su exprofesora de lenguaje, quien ahora es la secretaria general de «Escazú Ahora», un trabajo que -al igual que todo el equipo operativo- realiza como voluntaria.
Benfeld explica que su mayor logro hasta ahora ha sido conseguir que el Estado chileno suscribiera el Tratado de Escazú muy rápido, una semana después de que asumiera el actual gobierno, y que el Congreso lo ratificara por amplia mayoría.
A raíz de la adhesión de Chile al tratado, el Gobierno regional de Valparaíso decidió invertir en la instalación de monitores de calidad del aire y estudia también medir la calidad del suelo
Latinoamérica, una región convulsa contra defensores de derechos
Latinoamérica es una de las regiones más convulsas en cuanto a violencia contra defensores de los derechos y en México, Colombia, Perú y Guatemala se han creado movimientos autónomos para promover el Tratado de Escazú.
Benfeld cree que esto ayudará a que se acepte más y más la participación de la sociedad civil en las tomas de decisión sobre asuntos medioambientales, lo que ve como la única forma de avanzar.
«Si somos escépticos y nos quedamos de brazos cruzados estaremos contribuyendo a que la extinción de la especie humana sea más inminente», sentencia. El premio que ha venido a recoger a Ginebra le motiva a seguir en esta lucha «para hacer de Chile, Latinoamérica y el mundo un lugar mucho más verde y justo». EFEVerde
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