Moscú, 6 nov (EFE).- Rusia, el cuarto país más contaminante del mundo, pedirá excluir de las sanciones las tecnologías que permiten reducir las emisiones de carbono en la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que arranca hoy domingo en el balneario egipcio de Sharm el Sheij.
«Rusia insistirá en el principio de la neutralidad tecnológica.
Es evidente que el cambio climático es un problema mundial y como tal la lucha contra él debe ser conjunta», afirmó el viceministro de Economía ruso, Iliá Torósov, en víspera la COP27.
LAS SANCIONES NO AYUDAN A LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Subrayó que una serie de tecnologías bajas en carbono están afectas por las sanciones impuestas a Rusia por su «operación militar especial» en Ucrania, lo que no se corresponde con los objetivos de la humanidad de evitar la influencia negativa del hombre sobre el clima y la ecología.
«Los asuntos del cambio climático ya no están en los primeros renglones de la agenda. Pero estos retos fundamentales persisten, no han desaparecido, por el contrario, han aumentado», declaró el presidente ruso, Vladímir Putin.
El jefe del Kremlin, que no estará presente en la cita de Sharm el Sheij, apuntó que los «actuales acontecimientos», en alusión las tensiones internacionales, «han relegado a un segundo plano los problemas ecológicos».
Según Putin, la transición a la neutralidad de carbono, que Rusia se plantea alcanzar en 2060, diez años después que la Unión Europea (UE), no se contradice con los intereses nacionales del país, que posee ingentes recursos de hidrocarburos.
«Tenemos enormes posibilidades para desarrollar tipos alternativos de energía, incluida la de hidrógeno verde», aseveró.
UN EXPOLICÍA ENCABEZA LA DELEGACIÓN RUSA
El presidente ruso, que no asiste a una COP desde 2015, designó a su enviado para Asuntos del Clima, Ruslán Edelguériev, un expolicía y exjefe del Gobierno de Chechenia, al frente de la delegación rusa a la COP27, en la que se espera a más de 100 jefes de Estado y, en total, más de 40.000 asistentes entre delegados, científicos, observadores y periodistas.
«En las actuales condiciones de inestabilidad global, cuando el panorama geopolítico del mundo sufre transformaciones radicales y el cambio climático se reconoce como uno de los principales desafíos que afronta la humanidad es sobremanera importante hallar puntos de acercamiento», afirmó Edelguériev.
Esto debe hacerse en base al trabajo realizado «y no hay que intentar levantar nuevas barreras de sanciones en aras de objetivos políticos cortoplacistas», escribió en un artículo publicado en vísperas de la cita de Sharm el Sheikh.
«El clima era uno de los pocos ámbitos de cooperación fructífera y despolitizada. Lamentablemente a día de hoy se ha apagado el naciente diálogo», admitió el enviado de Putin, quien recalcó que Rusia y Estados Unidos, siendo grandes potencias y emisores de contaminantes, tienen la obligación de trabajar juntos.
Mientras, en la comunidad científica rusa hay escepticismo sobre los resultados de la COP27.
UNA OPORTUNIDAD PARA LA DIPLOMACIA CIENTÍFICA
«No espero nada de la Conferencia de Sharm el Sheij, pero es un evento importante para la diplomacia científica», dijo a EFE el prestigioso climatólogo ruso Oleg Anísimov.
Explicó que en momentos en que Alemania se plantea la vuelta a la energía del carbón es impensable hablar, por ejemplo, de la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
«Los problemas que acarrea el cambio climático y la adaptación a éstos demandan soluciones globales, de cumplimiento obligatorio para todos», recalcó el científico.
Anísimov indicó que el Gobierno ruso ya comenzó la planificación de la adaptación «desde arriba hacia abajo», y los científicos deberían ayudar en los esfuerzos para lograr esta tarea de manera integral. EFE
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