La Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en Bizkaia, cumple 40 años siendo protagonista del debate público en el territorio por las idas y venidas del discutido proyecto de expansión del Museo Guggenheim planteado por las instituciones vascas en esa área protegida.
La Unesco integró Urdaibai en su programa MaB (Man and Biosphere), a través de su declaración como Reserva de la Biosfera el 6 de diciembre de 1984.
Cuarenta años después, en el balance prima la valoración positiva para las catedráticas Miren Onaindia e Ibone Ametzaga, anterior y actual directora, respectivamente, de la Cátedra Unesco sobre Desarrollo Sostenible y Educación Ambiental de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), vinculada a Urdaibai.
Las dos han hablado con EFE sobre la situación de la única Reserva de la Biosfera de Euskadi, una figura que busca el equilibrio y la armonía entre la conservación de la naturaleza y el desarrollo económico y social sostenible.
También han reflexionado sobre el futuro de este bello y rico espacio natural y la eventual ampliación del Museo Guggenheim en esta zona protegida que defiende la Diputación Foral de Bizkaia con oposición vecinal, política y de organizaciones medioambientales.
Participación local
Ambas han coincidido en considerar que el debate en sí mismo suscitado representa una «oportunidad» para tratar sobre las necesidades de la zona y actuar para lograr mejorarla, pero, según han insistido, siempre se ha de contar con todos los agentes implicados.
«Se haga lo que se haga, tanto el Guggenheim como cualquier otra actuación, tiene que estar consensuado con la gente local», ha señalado Ibone Ametzaga, responsable de la Cátedra Unesco sobre Desarrollo Sostenible y Educación Ambiental de la UPV/EHU y miembro del Consejo Científico del Comité Español del programa MaB-Unesco de Reservas de Biosfera.
La primera directora de la cátedra (2004-2020) fue Miren Onaindia, ya jubilada, quien, asimismo, fue miembro del citado Consejo Científico (de 2008 a 2022) y su presidenta entre 2008 y 2012.
Onaindia también participó, según ha recordado a EFE, en las movilizaciones ciudadanas que precedieron la declaración de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai y que protestaban por un proyecto de urbanización de la marisma que hubo en los años setenta, durante el franquismo, para hacer de la zona una especie de «Costa del Sol del norte».
Proyecto urbanístico en los setenta
«Era un proyecto que proponía la desecación de una gran parte de la marisma para la construcción de playas artificiales y muchas viviendas», ha relatado la catedrática de Ecología, quien ha considerado que el «éxito» de lograr que la Unesco atendiese la solicitud del Gobierno Vasco para declarar Urdaibai como Reserva de la Biosfera fue resultado de la confluencia de «muchos elementos».
Según ha contado, el rechazo ciudadano al proyecto urbanístico se vio reforzado «por un movimiento académico que participó en los estudios para poder proponer la Reserva de la Biosfera».
A ello se unió la implicación del primer Gobierno Vasco de la democracia, en concreto, de la persona entonces «jefe de servicio de medio ambiente, Anton Aramburu», así como del botánico, Emilio Fernández Galdeano, miembro en aquel momento del MaB de la Unesco en España, ha explicado.
El factor humano fue importante ya que del contacto entre ambos y también con la UPV/EHU y la Universidad Complutense, surgió «una especie de estrategia» dirigida a hacer un estudio para presentar ante la Unesco y lograr que aprobase la declaración de la Reserva en 1984.
En aquel momento, según Onaindia, fue «una decisión muy pionera» por contemplar la interrelación de las personas con el medio ambiente, en un momento el que aún faltaba algún año para que fuese acuñado -avanzados los años ochenta- el término de «desarrollo sostenible».
Pese a posibles problemas existentes, la catedrática ha considerado «un éxito» que Urdaibai «se haya conservado como está» y sobre la propuesta de ampliación del Guggenheim, ha afirmado echar en falta la participación del sector científico, así como «una explicación detallada del proyecto».
Que la naturaleza haga «su arte«
A su colega Ibone Ametzaga le gustaría, como ecóloga y paisajista, que «simplemente» se dejara que la naturaleza misma «haga su arte» en Urdaibai ya que «sería muy interesante ver cómo se organiza la parte de la ría, cómo va cambiando…».
La actual directora de la cátedra de la UPV/EHU ha abogado por tratar con los agentes locales cualquier actuación en la zona ya que si no se explican los proyectos, aparece el conflicto, que «retrasa» el avance, ha advertido.
Ametzaga ha valorado que la «joya» que es Urdaibai se haya podido conservar en las últimas décadas, aunque ha defendido la necesidad de «un plan de restauración de toda la cuenca».
La mayor parte de la superficie en Urdaibai está cubierta por plantaciones de pinos y eucaliptos, que crean «una problemática muy grande de protección del suelo», ha argumentado.
Según ha defendido, el suelo «es la base de todo» y hay que evitar su pérdida por una gestión forestal «que se lleva toda la vegetación».
Cuidar el territorio
«Ya hemos visto lo que ha pasado con la dana -ha reflexionado-. Parte de que llegue tanto barro y agua de repente es porque no hay unos ecosistemas capaces de controlar» que el agua «baje más despacio aunque llueva mucho». Esta labor la hacen «los ecosistemas forestales, pero el suelo tiene que estar en buenas condiciones», ha indicado.
La especialista ha insistido en la necesidad «de cuidar» el territorio ya que «nos guste o no, dependemos de la naturaleza», que, además, «nos da todo gratis» y «no para de trabajar: no tenemos más que dejar cualquier esquinita y sale una planta».
Ha valorado, en este sentido, que «Urdaibai tiene una potencialidad muy grande como socioecosistema».
La Reserva de la Biosfera vizcaína es laboratorio de iniciativas de desarrollo sostenible como el proyecto con financiación europea Life Urbaso, que, liderado por el centro de investigación Neiker, busca demostrar que una adecuada gestión forestal que erosione menos el suelo mejora la calidad y cantidad de agua de las captaciones cercanas al conseguir que menos lodo y sedimentos terminen en ellas.
En el proyecto también participan el centro de investigación sobre cambio climático BC3, la UPV/EHU, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y la Agencia EFE. EFE
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