La radiación solar es una de las fuentes de energía más importantes para la vida en la Tierra. Tanto es así, que afecta de manera directa a procesos fundamentales como la atmósfera, la tierra y, particularmente, los océanos.
Este tipo de energía no es sino radiación electromagnética que, desde el Sol, alcanza la Tierra en forma de luz visible, radiación UV e infrarroja. Al ser absorbida, principalmente por la superficie terrestre y los océanos, genera un efecto crucial en el clima y la vida marina.
En los océanos, el efecto más significativo se aprecia en el calentamiento de las aguas superficiales. Este proceso es vital para mantener la temperatura global en niveles que permitan la vida.
El calentamiento de la superficie del océano provoca la distribución, a través de corrientes marinas, que transportan agua caliente desde los trópicos hacia los polos y agua fría de regreso a los trópicos. Este sistema de circulación oceánica, conocido como la circulación termohalina, ayuda a regular las temperaturas globales y a moderar el clima.
Una incidencia prolongada de radiación solar, provocará la evaporación de las capas superficiales del océano, que a su vez contribuye al ciclo del agua y a la formación de nubes. Estas nubes no solo regulan la temperatura, sino que también juegan un papel indispensable en la distribución de las precipitaciones alrededor del mundo.
Junto con la regulación climática, la fotosíntesis es otro de los procesos vitales que no tendrían lugar sin la energía solar. La fotosíntesis no solo ocurre en plantas terrestres, sino también en organismos marinos.
El fitoplancton, los microorganismos marinos que forman la base de la cadena alimentaria oceánica, depende de la luz solar para llevar a cabo la fotosíntesis. Este proceso convierte el dióxido de carbono y los nutrientes en materia orgánica, liberando oxígeno como subproducto.
Dado que los océanos cubren más del 70% de la superficie terrestre, el fitoplancton es responsable de producir al menos el 50% del oxígeno que respiramos.
Exposición a la radiación ultravioleta
Si bien la radiación solar es esencial para la vida y el funcionamiento del ecosistema terrestre, también tiene efectos perjudiciales, especialmente para la nosotros, los seres humanos. Una exposición más o menos continuada a la radiación ultravioleta puede causar una serie de problemas de salud, que van desde el envejecimiento prematuro de la piel hasta el cáncer de piel.
En los últimos años y de forma estable, el 55,5% de la población española, se expone entre 2 y 4 horas de sol diario mientras que el 32% lo hace durante más de 4 horas. A corto plazo, la exposición a la radiación UV puede tener efectos casi inmediatos en la piel.
Uno de los más comunes es la quemadura solar, que se manifiesta como enrojecimiento, dolor y, en casos severos, ampollas. La exposición excesiva al sol también puede provocar insolación, una condición peligrosa que resulta del sobrecalentamiento del cuerpo y puede causar síntomas como mareos, náuseas y pérdida de conciencia.
La exposición prolongada y repetida a la radiación UV tiene efectos acumulativos, lo que comúnmente conocemos como “memoria de la piel”, que pueden ser extremadamente dañinos. Uno de los principales riesgos es el desarrollo de cáncer de piel, incluyendo melanomas y carcinomas.
Además, la radiación UV acelera el proceso de envejecimiento de la piel, resultando en arrugas, manchas de la edad y pérdida de elasticidad.
Dada la cantidad de riesgos asociados con la exposición a la radiación solar, las medidas para proteger la piel y minimizar el daño deben ser tomadas en consideración. El uso de protector solar es una de las herramientas más efectivas para proteger la piel siempre que se haga uso de un factor de protección solar (FPS) de al menos 30 y se aplique cada dos horas, o después de nadar o sudar.
El uso de este tipo de productos por parte de los españoles, parece aumentar cada año. Según ISDIN (2023) el 58% de la población utiliza fotoprotector cada día del año, pese a que casi el 21% asegura que solo lo usa en verano o no lo hace nunca (1,1%).
Junto a esto, evitar la exposición durante las horas pico, esto es entre las 10:00 de la mañana y las 04:00 de la tarde o el uso de sombrillas, toldos y otros tipos de objetos que produzcan sombra van a proporcionar una barrera adicional contra la radiación UV, que, si no bloquean toda la radiación, pueden minimizar considerablemente la cantidad de exposición directa al sol.
Huelga decir que, además de todas estas acciones, la realización de autoexámenes regulares de nuestra piel para detectar cualquier cambio inusual, como nuevos lunares o cambios de forma en los existentes, es altamente recomendable para la detección temprana de patologías graves asociadas como el cáncer de piel.
Además, se recomienda visitar a un dermatólogo una vez al año para un examen profesional, especialmente para personas que puedan presentar un riesgo elevado de desarrollar este tipo de enfermedades.
Por último, mantener unos hábitos alimenticios saludables, basados en una dieta rica en antioxidantes puede ayudar a proteger la piel del daño solar. Los antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E y el betacaroteno pueden neutralizar los radicales libres generados por la exposición a la radiación UV.
Sin embargo, es importante no depender únicamente de la dieta y los suplementos como medida de protección solar. La educación y la conciencia sobre los riesgos de la radiación solar y las formas de protegerse son fundamentales para entender la importancia de aplicar, de manera correcta, este tipo de medidas.
Así, programas educativos en escuelas y comunidades pueden informar a las personas sobre la importancia de la protección solar y las mejores prácticas para minimizar el daño a la piel.
Campañas de salud pública y la promoción de comportamientos saludables al aire libre también pueden desempeñar un papel significativo en la reducción de la incidencia de enfermedades relacionadas con la exposición solar.
(*) Sergio Trigos es profesor del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Referencia: https://www.isdin.com/es/blog/te-proteges-bien-del-sol/
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