La industria medioambiental y las industrias ligadas a los recursos de los que dispone el ser humano tienen una correlación entre la antigüedad de su funcionamiento y la modernización (escasa) que han sufrido en los últimos tiempos. Es el caso del agua, una de las infraestructuras críticas más antiguas que existen, y que ha sido más difícil cambiar y evolucionar desde el statu quo creado por los romanos hace más de 2.000 años.
En este sentido, la digitalización y modernización de nuestros sistemas gracias a las nuevas tecnologías atienden a mejoras de un plan ya impuesto para ser más eficaces, resilientes y productivos.
Y estas transformaciones llegan en un momento determinante puesto que el cambio climático, las sequías o la polución son elementos determinantes para esta industria y que condicionan sobremanera el uso y gasto que hacemos del agua. Elementos que obligan a la industria del agua a cambiar si queremos un mundo sostenible.
Fases de la digitalización del agua
La digitalización de la industria del agua debe fundamentarse en cuatro fases para crear un sistema totalmente renovado.
Esas fases son las de monitorización (dispositivos IoT y conectividad 5G para conseguir información a tiempo real); dar valor a esos datos (conseguimos miles de millones de datos al día que sólo se pueden procesar con técnicas de Inteligencia Artificial y Machine Learning para sacar conclusiones que permitan evitar fraudes, anticiparnos a roturas, medir y predecir la calidad del agua, etc.); automatizar soluciones (mediante técnicas de Edge Computing gracias a las cuales seamos capaces de predecir comportamientos y procesar decisiones); y la ciberseguridad (una fase importante ya que cuanto más digitalizada y expuesta a internet está una industria, más atractiva y vulnerable es para los cibercriminales).
En concreto, en el caso de España ha habido un déficit estructural en inversión en lo que a infraestructura de agua se refiere, lo que ha desencadenado en luces y sombras.
Siendo cierto que nuestro país se encuentra a la vanguardia de contadores y sistemas de medición, hay procesos como los de depuración o la distribución donde queda un largo camino por recorrer.
De hecho, en un momento clave como este, el nivel de pérdidas de agua en las redes españolas es del 25%, un valor muy superior a la media europea. De igual manera que solo llegamos al 40% del objetivo de depuración terciaria que marca la legislación europea.
Y esto ocurre porque el marco regulatorio es relativamente complejo y cuenta con legislación estatal, autonómica y local. Una diversidad institucional que dificulta la ejecución de cualquier plan de modernización.
Es por eso que la colaboración de instituciones privadas, así como la aprobación del PERTE que movilizará más de 3000 millones de euros, son la principal apuesta para cambiar el sistema.
Aunque no es solo un problema al que debe enfrentarse España. Todos los países tienen un gran margen de mejora en lo que la implementación de nuevas tecnologías para ser más sostenibles y eficientes se refiere. Estados unidos, por ejemplo, EEUU el 13% de la electricidad consumida viene de la gestión del agua.
Por todo ello, el futuro tiene que estar ligado a la resiliencia frente a los problemas que nos encontramos.
Y para lograrlo, debemos ser capaces de monitorizar para tener puntos de información de calidad en el corto plazo y que nos permitan poco a poco predecir de forma que sepamos cuánta agua necesitaremos y así maximizar el uso que hacemos de unos recursos cada vez más escasos.
David Purón es director general de Barbara IoT.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
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