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 John Vaillant: “la mayoría de nosotros, si no nos bombardean, o si no estamos inundados,  podemos seguir con nuestra pequeña historia”

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Por Marta Montojo Torrente

Madrid, 17 dic (EFEverde).- Desastres naturales potencialmente traumáticos, destructivos, letales, han ocupado portadas a lo largo de 2024, con inundaciones y fuegos en Brasil, en varios países de África occidental, en España… El cambio climático y sus consecuencias llegan a los lugares donde uno menos se lo esperaría. Nadie se imagina que su casa, o la del vecino, se inundará o se incendiará en cualquier momento. Hasta que ocurre. A veces, sucede allá donde menos se ha contribuido al calentamiento global. Otras, en el epicentro del problema.

El gran incendio que sufrió la localidad petrolera de Fort McMurray (Alberta, Canadá) en 2016 pertenece a ese segundo caso. “La ciudad Fort McMurray es una de las más ricas e industrializadas de Norteamérica, es una potencia y la mayor fuente de importación de petróleo extranjero a Estados Unidos”, explica en una entrevista con EFEverde el periodista canadiense-estadounidense John Vaillant.

Su libro ‘Fire Weather’ (en español traducido y editado por Capitán Swing como ‘El tiempo del fuego’), ha sido uno de los finalistas para el premio Pulitzer de 2024, el más prestigioso galardón de periodismo estadounidense.

El trabajo es una crónica del gran fuego forestal que en 2016 abrasó Fort McMurray, una urbe de la que cada día salen 4 millones de barriles de bitumen diluido. “No es petróleo. No es el tipo de petróleo que se obtiene del Golfo de México o de Arabia Saudí. Es alquitrán que luego diluyen o procesan quemando miles de millones de pies cúbicos de gas natural. Es realmente el producto petrolero más derrochador jamás hecho, jamás concebido. Pero lo hacen porque es barato y pueden. Y lo venden con descuento a los estadounidenses”, explica Vaillant.

“Una mina de bitumen no es un lugar donde dejarías que tu hijo jugara, pero cualquier niño de cuatro años al que le gusten las máquinas de juguete sabría identificar el equipo necesario para extraerlo. Y compartiría la grandiosidad de esa ambición. Para acceder al bitumen, lo primero es eliminar el bosque que crece en la superficie”, escribe el autor.

“El paisaje que estos behemots destrozan es en la actualidad un inframundo helado, un paisaje salido de los ojos de Sebastião Salgado, Edward Burtynsky o J. M. W. Turner: kilómetro tras kilómetro de tierra negra, desvalijada, agujereada por pozos que podrían tragarse estadios enteros y lagos muertos, decolorados, protegidos por espantapájaros vestidos con chubasqueros usados y vigilados por las antorchas encendidas y el humo de las refinerías”, detalla.

Vaillant (1962, EEUU) ha publicado sus trabajos de periodismo narrativo en revistas como The New Yorker o The Atlantic, y también ha escrito para medios como National Geographic y Outside.

’Fire Weather’, finalista para el Pulitzer

Además de quedar como finalista para el Pulitzer, ’Fire Weather’ recibió en 2023 el Premio Baillie Gifford de No

Ficción, fue finalista del Premio Nacional del Libro de No Ficción y preseleccionado para el Premio Hilary Weston Writers’ Trust de No Ficción.

El fuego de Fort McMurray llamó la atención del periodista, que no se dedicaba a contar incendios ni historias climáticas.

En esta ciudad, donde el ingreso medio por hogar era de unos 200.000 dólares al año en 2016, “la idea de que pudiera ser invadida por el fuego de punta a punta en una tarde era simplemente inconcebible para la gente. Nadie podía imaginarlo, y sucedió”, señala en la entrevista.

“Columbia Británica, donde vivo, técnicamente es una selva tropical. Hemos tenido algunas de las peores temporadas de incendios. Gastamos mil millones de dólares por temporada en protección contra incendios. Esto en Columbia Británica, un lugar frío, húmedo y lluvioso. Pero hace 10 años incluso yo pensaba “bueno, terribles incendios, eso es un problema del sur de California, de España, de Australia; no es mi problema”. Bueno, ahora sí lo es. Es un problema de todos. Y este fuego, uno de los peores incendios en los tiempos modernos en Fort McMurray, ardió en el subártico. Allá a la altura de Alaska había hielo en el lago. Había grandes bloques de hielo en la orilla del río. Las temperaturas subieron a 33 ºC y la humedad bajó de tal manera que estaba tan seco como el Valle de la Muerte en el mes de julio. Y, de nuevo, nadie podía haberlo imaginado”, arguye.

Calor extremo

A Vaillant le impactó la intensidad del incendio de Fort McMurray sobre el suelo. “El calor que irradia el fuego es invisible, es el calor que te dice que no toques la vela, y se mueve a la velocidad de la luz. El calor que sale de ese fuego en la comunidad de Fort McMurray, en los patios de recreo de los niños, en las escuelas, fue de 500 ºC. Y lo que hace es secar todo lo que hay delante”, precisa.

Aunque el fuego pueda estar a un kilómetro de distancia, Vaillant sostiene que “el calor que hay en torno a él, aunque sea de 200 ºC, seca todo: cada árbol, cada macizo de flores, cada casa”.

“Todo se queda sin agua y muy caliente, de modo que tan pronto como una brasa, una ceniza, aterriza en él, estalla en llamas”, agrega.

Y las de Fort McMurray, que eran casas, hechas para gente pudiente —“cuestan medio millón, un millón de dólares cada una”—, se quemaron “desde el techo hasta el sótano”, sin fuego; “con nada más que cenizas, casas de 50 toneladas ardieron en 5 minutos como un vaso de papel”.

“Incluso si sobrevives, quedas traumatizado”

La de Fort McMurray, con cerca de 100.000 habitantes, fue “la mayor y más rápida evacuación debida a un incendio en los tiempos modernos en cualquier lugar del planeta”, subraya Vaillant.

No hubo víctimas mortales, pero fue “aterrador”, dice el autor de ‘Fire Weather’, porque la ciudad, poblada en parte de trabajadores de la industria petrolera, “desapareció durante muchos días bajo una nube de fuego pirocumulonimbus de 1.520 kilómetros de altura”.

Durante días, apunta, no pudieron saber quién había logrado escapar y quién no.

“Incluso si sobrevives, te quedas traumatizado”, asevera. “Es terrible y aterrador y no debería pasar. Desde un punto de vista de derecho climático, es un crimen violento, contra las personas”, argumenta.

“Los seres humanos, por naturaleza, nos contamos historias para poder vivir. Estamos en medio de grandes injusticias y violencia. Y, sin embargo, en nuestra vida cotidiana –la mayoría de nosotros, si no nos bombardean, si no estamos inundados– podemos seguir con nuestra pequeña historia”, reflexiona Vaillant. “Y lo que hace el fuego, especialmente el humo, es entrometerse en esa historia”. EFEverde

Mmt/al

 


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Artículo de Marta Montojo Torrente publicado en https://efeverde.com/entrevista-john-vaillant-fire-weather-tiempo-del-fuego/