Ana Tuñas Matilla
La Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés), que agrupa a supervisores de todo el mundo, ha elaborado un código de buenas prácticas con recomendaciones para dotar a los mercados voluntarios de carbono de unas normas mínimas comunes que aseguren su transparencia e integridad.
Tras tres años de trabajo, y coincidiendo con la celebración de la Conferencia de las Partes de la ONU sobre cambio climático de Bakú (COP 29), IOSCO ha publicado su informe final para promover la integridad financiera y el funcionamiento ordenado de los mercados de créditos de CO2 voluntarios, que ahora se intercambian mediante transacciones privadas.
El documento recoge 21 buenas prácticas que, según IOSCO, mejorarán la integridad financiera en los mercados voluntarios de carbono y facilitarán el comercio ordenado y transparente de los créditos de CO2.
El Banco Mundial colaborará en su promoción
Para promocionar su adopción, IOSCO y el Banco Mundial trabajarán de manera conjunta en ayudar a aquellas jurisdicciones que buscan establecer y mejorar los mercados de carbono en sus países, según han comunicado ambas instituciones.
«Nuestra asociación con el Banco Mundial fortalecerá los esfuerzos de jurisdicciones de todo el mundo por establecer mercados de carbono sólidos, transparentes y eficaces», ha destacado el presidente de IOSCO, Jean-Paul Servais.
El director de Finanzas del Banco Mundial, Jean Pesme, ha apuntado que estos mercados pueden «contribuir mucho más a la financiación de las inversiones destinadas a mitigar el cambio climático» y que las directrices elaboradas por IOSCO permitirá garantizar que funcionan «con integridad financiera, bajo una regulación y supervisión sólidas y con salvaguardas contra el fraude».
Prevenir fraudes
En concreto, las 21 buenas prácticas buscan apoyar el establecimiento de estructuras de mercado sólidas y una arquitectura adecuada para la custodia, comercio y liquidación de esos créditos y promover la transparencia para fomentar la simetría de la información y garantizar un comercio ordenado y justo.
Además, buscan prevenir el fraude, el abuso del mercado, el tráfico de información privilegiada y las estafas.
Para lograr estos objetivos, abordan cinco principios clave de la regulación tradicional de los mercados financieros:
1. Marcos regulatorios claros y efectivos que proporcionen seguridad jurídica y supervisión proporcional.
2. Mayor transparencia en la creación, el comercio y el uso de créditos de carbono
3. Estándares de gobernanza sólidos, marcos de gestión de riesgos y políticas para abordar los conflictos de intereses dentro del ecosistema de créditos de carbono.
4. Vigilancia integral del mercado para detectar y prevenir el fraude, el abuso y las conductas disruptivas.
5. Comercio abierto, justo y accesible para todos los participantes, y estandarización para impulsar la liquidez del mercado.
Evitar que un mal uso frente su expansión
En la actualidad, los mercados voluntarios de CO2 se basan mayoritariamente en proyectos de reforestación sobre los que se emiten créditos que compran empresas, instituciones e, incluso, hogares para compensar sus emisiones de manera voluntaria.
En España, el Ministerio para la Transición Ecológica creó el Registro de Huella de Carbono para fomentar el cálculo y reducción de emisiones y promover la inversión en proyectos que mejoren la capacidad del país para captar CO2 mediante la compra de derechos de emisión en un mercado voluntario al que acuden las empresas para compensar sus emisiones en el marco de la responsabilidad social corporativa.
Precisamente, la creencia en que este mercado moverá grandes cantidades de dinero a corto y medio plazo ha llevado a grandes empresas y fondos a posicionarse y a «pelear» por lograr tierras en las que llevar a cabo proyectos de reforestación.
En diversas ocasiones, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España, Rodrigo Buenaventura, ha subrayado la necesidad de regularlos porque en su estado actual presentan «vulnerabilidades», como la falta de transparencia, que pueden frenar su desarrollo.
Actualmente, la práctica totalidad de las transacciones voluntarias de CO2 se hacen fuera de mercado, por lo que apenas hay información de los precios que se pagan por tonelada de CO2.
Estos sistemas están completamente al margen de los mercados de derechos de emisión obligatorios, como el de la Unión Europea, que obliga a determinadas empresas a comprar dichos derechos para poder emitir con el objetivo de reduzcan sus emisiones para «ahorrarse» ese dinero. EFEverde
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