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¿Greenwashing turístico? La etiqueta Ecolabel de la UE te ayuda a evitarlo

(origen) Redacción EFEverde Ago 2, 2024 , , , , , ,
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Por Nora Sesmero y Sheila Noda

Madrid, (EFEverde).- El turismo hace tiempo que dejó de ser un lujo y lograr que se desarrolle de manera sostenible frente a la creciente «turismofobia» requiere de respeto al medio ambiente, a la cultura y la población local y de un retorno económico que se traduzca en mejores condiciones para el territorio.

Esta filosofía la comparten los alojamientos certificados con la etiqueta ecológica de la Unión Europea, conocida como Ecolabel, aunque más que por obtener un sello, la mirada ambiental se ha consolidado en cada uno de estos establecimientos gracias a la iniciativa y sensibilidad de quienes los regentan.

Tammy Abey y su madre, Belinda Parris, dirigen L’Avenc de Tavertet, un apartotel ubicado en los riscos de Tavertet, en Catalunya. La vivienda, catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional (BIC), fue adquirida por los padres de Tammy en 1997. Se enamoraron de ella a pesar de su estado ruinoso y quisieron rehabilitarla como hogar familiar, pero, debido a su ubicación privilegiada y las características arquitectónicas, decidieron abrirla al público.

“El crecimiento ha sido orgánico”, explica Abey a EFEverde, antes de recordar que desde el comienzo apostaron por la sostenibilidad:  “era la única manera en la que entendíamos que se tenía que vivir en el campo”. En ese propósito han buscado ser autosuficientes y han invertido en sostenibilidad en temas como la energía y el abastecimiento con placas solares y un aerogenerador.

Turismo, pero no a cualquier precio

En 2009 Belinda solicitó la Ecolabel de la Unión Europea y L’Avenc de Tavertet se convirtió en uno de los primeros establecimientos españoles en obtenerla. La etiqueta es como “una autoguía, pero no a nivel de marketing, de vender, ni mucho menos”, dice Abey, aunque muchos alojamientos así la empleen, de ahí los peligros del greenwashing.

“A veces se pierde el norte, porque el objetivo que tienen es vender más y a veces no es vender más, sino vender mejor; no es más gente lo que necesitamos, es un perfil con más calidad”, sostiene.

Abey defiende un modelo de turismo más responsable ambientalmente, y para ello se necesita cambiar la percepción que se tiene del lujo.  En tiempos de «turismofobia», muchos clientes lo asocian a tener servicio 24 horas, más opciones en la carta o aire acondicionado, por lo que “se necesita de manera urgente cambiar la mentalidad” hacia un modelo sostenible, comentan.

Cuenta que se distanciaron de la idea de “hotel de pulserita” y han potenciado el desarrollo de la comunidad, dando la posibilidad de que sus clientes desayunen, coman y cenen en los restaurantes de las familias locales. “Creo en el modelo turístico sostenible, en la cooperación entre empresas, no estás tú solo por encima de los demás, tenemos que ayudarnos mutuamente”, afirma Abey.

Alojamiento rural L’Avenc. Cedida por L’Avenc.

¿Un turismo sostenible?

Al igual que L’Avenc de Tavertet, el Hotel Somlom es uno de los 11 alojamientos registrados en Cataluña, de los 56 que figuran en el mapa español proporcionado por la Comisión Europea. Su regente, Jaume Sabé comparte algunas reflexiones con EFEverde: “nosotros desde el primer momento teníamos claro que queríamos ejecutar un proyecto sostenible independientemente de que el público lo pudiera o lo supiera valorar. Entonces, hicimos uno arquitectónicamente sostenible”.

Ubicado a los pies del Parque Natural del Montseny desde 2005, este establecimiento se integra en el paisaje gracias a su construcción de madera procedente de los bosques del círculo polar ártico, que ofrece a sus clientes un “ambiente inerte a nivel de energías electrostáticas”. Además, el hotel se alimenta de energías renovables como la solar o la geotérmica.

“Turismo y sostenibilidad es un oxímoron; aunque si los clientes vienen a nuestros alojamientos en transporte público y disfrutan en ellos puede cambiar la cosa. Al final, en nuestros alojamientos están consumiendo menos que en sus propias casas”, conjetura Sabé.

Entorno alojamiento L’Avenc. Cedida por L’Avenc.

La experiencia de los clientes

El éxito de este tipo de establecimientos es notable: “siempre hemos tenido una alta ocupación. El único problema ha sido de lunes a viernes, porque estamos a 50km de Barcelona y a 50km de Girona y nuestra temporada alta han sido los fines de semana. Ahora estamos consiguiendo desestacionalizarnos”, acota Sabé.

Los responsables de los alojamientos afirman recibir una buena valoración por parte de sus clientes habituales: “incluso solemos ocupar el apartamento para personas de movilidad reducida”, remarca Sabé.

La propietaria de Casa Lafuente, situada en el valle vasco de Zuia a 7km del Parque Natural de Gorbeia, Amada Lafuente confirma que acuden muchas personas en verano desde Andalucía y Levante, cada vez más. Yo creo que huyendo del calor, buscando verde. Hay más sensibilidad, pero quizá provocada por un agente externo como pudiera ser el calor”.

En resumen, tanto clientes como regentes de negocios deben responsabilizarse de sus impactos; “como individuos tenemos que responsabilizarnos: soy yo, con mis actos, con mi forma de consumir, con mi manera de relacionarme con el entorno, el que genero impacto”, agrega Lafuente.

Hotel Somlom. Cedida por Hotel Somlom.

Falta de apoyo económico

El turismo sostenible “es una apuesta importantísima” para España, apunta Juan González, gerente de Azala, proyecto ubicado en País Vasco que combina un espacio de creación cultural con alojamiento rural. Aún así para que se desarrolle este modelo de turismo debe impulsarse a través de una espiral: “las instituciones tienen que apoyar a los negocios con este enfoque y estos trasladar esa conciencia ambiental a los clientes”, aunque no siempre se logra ese apoyo.

Así le ocurrió a Sabé cuando apostó por tener energía geotérmica y paneles solares en su hotel, lejos de facilitarle el proceso sintió la falta de respaldo económico. “Que los nuevos edificios que se construyan sean responsables ambientalmente debería estar ya legislado. La gente se tiene que poner las pilas y preparar establecimientos como lo hemos hecho, si nosotros lo hemos logrado las grandes empresas también lo pueden hacer”, opina.

Recuerda que desde que tenía poco tiempo de creado su hotel lo quiso certificar con la Ecolabel “al principio nos pidieron tres mil y pico de euros, ya en 2010 o 2012 la Generalitat de Catalunya nos contactó para adquirir la etiqueta ecológica europea bajo unas tasas más moderadas”, solo así realizó el proceso, pues sabía que su alojamiento cumplía con todos los requisitos.

También, hay que tener en cuenta la inversión de los regentes para que las instalaciones cumplan con los requisitos de la Ecolabel, “nosotros estábamos previamente sensibilizados sobre la bioconstrucción y rehabilitamos en nuestro caserío tres años antes de solicitar la etiqueta en 2015”, confirma Lafuente.

No obstante, indica que “hay mucho maquillaje y postureo, yo no le saco partido a este tipo de ecoetiquetas. Únicamente me ha servido para formarme y mejorar aspectos relacionados con nuestro impacto ambiental”, Lafuente.

La etiqueta ecológica europea para alojamientos turísticos

País Vasco es el territorio español donde más alojamientos ostentan esta etiqueta y según datos del gobierno, el 67% de los alojamientos turísticos certificados en el Estado se encuentran en Euskadi. En la actualidad, 53 empresas vascas ofertan productos o servicios certificados con la etiqueta ecológica europea, una iniciativa en la que han contribuido desde el gobierno del territorio.

La responsable de la comunicación corporativa de la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del gobierno vasco, Ihobe Gorane Ibarra precisa que han animado a “los alojamientos a solicitarla por el tipo de turismo que tenemos, para ellos es una herramienta de organización de su gestión ambiental”.

“Queremos que nuestros alojamientos turísticos tengan una forma sistematizada, trazada y continua de gestionar su impacto ambiental”, de ahí que se renueve la etiqueta cada cuatro años y cada dos les envían una actualización de los consumos, cuenta Ibarra.

Las tasas para la obtención se basan en los costes administrativos y son de 200-1.200 euros para grandes empresas, un máximo de 600 euros para Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y de 350 euros como máximo para microempresas, variando los cánones anuales.

Los requisitos para la obtención de la ecoetiqueta

Algunos de los requisitos que tienen que cumplir los alojamientos para solicitar la etiqueta ecológica europea son: los legales, los obligatorios y los optativos. En primer lugar, el alojamiento debe estar legalmente constituido y cumplir con todas las normativas legales aplicables.

Por otro lado, hay una serie de requisitos mínimos obligatorios relacionados con aspectos ambientales como: medidas para reducir el consumo y mejorar la eficiencia en la gestión de agua, un uso eficiente de la energía y adopción de fuentes renovables, así como la reducción y el reciclaje de los residuos.

Los requisitos optativos para obtener una puntuación ambiental adicional pasan por: el uso de productos ecológicos, la implementación de programas de educación ambiental para los huéspedes, o la mejora en la eficiencia energética más allá de los mínimos obligatorios. Aunque, el alojamiento debe alcanzar una puntuación mínima en estos criterios optativos para obtener la etiqueta ecológica. EFEverde

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Artículo de Redacción EFEverde publicado en https://efeverde.com/cuidado-ambiental-arraigado-cultura-zonas-rurales-vascas-catalanas/