Cuando se habla de energía en el contexto de la transición ecológica, a menudo surge el trilema de que esta sea «disponible, asequible, y sostenible». La COP 27 no es una excepción de la regla, porque una fuente de energía sólo será atractiva para los responsables políticos y económicos si está disponible – es decir, fácil de usar y barata-porque para los usuarios, ésta es la cualidad más importante – en segundo, que sea sostenible -para estar en sintonía con los Acuerdos de París-. ¿Pero no hay otros criterios igualmente importantes que considerar?
En este día, en que el tema elegido por la COP es la energía, observemos la evolución de este trilema en el caso concreto de las fuentes renovables. En el momento de la primera conferencia de Río, en 1992, la elección de utilizar energías limpias estaba vinculada únicamente al criterio de sostenibilidad, ya que los factores de costos y disponibilidad seguían jugando en contra (con la excepción de la hidroelectricidad). Diez años más tarde, cuando inicié mi proyecto de darle la vuelta al mundo con energía solar, la energía limpia -solar, eólica, de biomasa y geotérmica- empezaba a estar disponible, pero apenas era competitiva, sin subvenciones, a comparación con los combustibles fósiles. Hoy en día, cuando sus precios han bajado un 80%, ya no hay ninguna razón objetiva para debatir el criterio del costo. La fotovoltaica se ha convertido en la fuente más barata, muy por delante de los combustibles fósiles. Recientemente, esta cotizaba a 1,5 céntimos por kWh en el mercado público portugués.
Sin embargo, las críticas continúan. En vista de la intermitencia del viento y el sol, se ha hecho imprescindible, ecncontramos un nuevo criterio: la energía debe ser ahora «utilizable», en este caso «almacenable». Es cierto que esta condición no se ha tenido suficientemente en cuenta y que ahora es más importante fijarse en el almacenamiento del calor de verano en el subsuelo y en el almacenamiento por bombeo en los lagos de las presas, que ya son posibles a gran escala, que en las baterías y el hidrógeno, que todavía no están disponibles en grandes cantidades.
Seguridad energética
Este año, en la COP, está en juego otro elemento, y el conflicto de Ucrania habrá sido sin duda la triste revelación: hablo de la «seguridad», o independencia energética, que las fuentes fósiles ya no pueden garantizar. Sólo la producción renovable local y descentralizada puede tranquilizarnos, siempre y cuando, por supuesto, no nos hagamos dependientes de otros países con riesgo de abastecimiento de minerales.
Y para aquellos que aún no se han dado cuenta de que la respuesta es la misma para la crisis energética rusa que para la crisis climática, conviene recordar que, a menos que se elimine el despilfarro actual, la energía «disponible, asequible, sostenible, utilizable y segura» nunca será suficiente. La ineficiencia de los sistemas de consumo de energía es responsable de la pérdida de tres cuartas partes de la energía producida. Así que la «eficiencia» debe añadirse a la lista de criterios, lo cual es una buena noticia, ya que ahora hay una plétora de soluciones técnicas para lograr un mejor resultado con menos consumo.
Sin embargo, la energía limpia tardará en sustituir a la energía que contamina. Hablamos de demasiado tiempo. Por ello, no es de extrañar que se hable tanto de la energía nuclear como solución de transición indispensable y baja en carbono, aunque esta energía ya no cumpla el criterio de precio y sus residuos radiactivos no la conviertan en una fuente segura y sostenible.
Tomar decisiones
Tengamos también cuidado de que la urgencia de la situación no nos lleve a tomar malas decisiones. En una conversación mantenida aquí en la COP con dos representantes de la industria solar y eólica, éstos expresaron desconfianza ante una propuesta de la Comisión Europea para regular más la producción de energías renovables. Esto sería un error. En cambio, la Unión Europea debería convertir esta crisis en una oportunidad para acelerar su transición energética, facilitando los procedimientos administrativos para el despliegue e implementación de proyectos de energías renovables, pero también, y con toda suma importancia, dejando que el mercado actúe porque estas energías ya han demostrado su competitividad.
Los requisitos se han acumulado sin piedad. Nadie imaginaba que las energías renovables serían capaces de cumplirlos y que incluso serían las únicas que cumplirían todos los criterios. Esperemos que 30 años después de la Conferencia de Río, la mentalidad de los participantes en la COP 27 haya evolucionado tanto como las tecnologías …
Piccard en la Exposición de Energía Limpia en Pekín. EFE/Wu Hong
(*) Bertrand Piccard, es fundador y presidente de Solar Impulse
Pionero, ya en la década del 2000, en considerar la ecología a través del lente de la rentabilidad, Bertrand Piccard esta considerado como un líder de opinión en los temas de innovación y sostenibilidad. Como Presidente de la Fundación Solar Impulse, promueve el crecimiento cualitativo demostrando el potencial económico de las tecnologías limpias. Denunciando lo absurdo de los sistemas contaminantes e ineficientes que aún hoy día se utilizan con demasiada frecuencia, aboga por la modernización del marco legal para facilitar el acceso al mercado de soluciones eficientes. Su voz se escucha en las mayores instituciones, así como las Naciones Unidas, la Comisión Europea, el Foro Económico Mundial entre otros y su compromiso le ha valido varios nombramientos, como el de Campeón de la Tierra y el de Embajador de Buena Voluntad de las Naciones Unidas.
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