Bastien Verot, coCEO de Electra
Los vehículos eléctricos híbridos enchufables (PHEV) representaron casi el 5% del parque automovilístico en España en 2024, y para muchos, se han convertido en una de las soluciones más prometedoras para reducir las emisiones contaminantes y avanzar hacia un futuro más limpio. Sin embargo, si nos detenemos a examinar detalladamente este tipo de vehículos descubrimos que no son tan sostenibles como a priori nos pudiera parecer. Y es ahí donde el concepto del HybridGate aparece como una señal de alerta acerca de los aspectos negativos que conllevan este tipo de híbridos.
Si preguntamos a ciudadanos de a pie su opinión sobre los vehículos eléctricos híbridos enchufables, la gran mayoría responderán que son una opción ecológica para quienes buscan dejar de lado los coches que dependen totalmente del combustible pero todavía no se atreven a apostar por los modelos 100% electrificados. Pero lo cierto es que esta percepción oculta una realidad que poco tiene que ver con la tan deseada transición energética.
A simple vista, efectivamente, los vehículos híbridos eléctricos enchufables parecen ser la respuesta perfecta para quienes quieren dirigirse hacia la movilidad eléctrica sin renunciar a la autonomía que ofrecen los vehículos convencionales. Estos modelos enchufables permiten combinar energía eléctrica para uso en trayectos cortos con un motor de combustión para viajes de media y larga distancia, proporcionando lo que parece una alternativa ideal para reducir la dependencia del petróleo. Sin embargo, al examinar su funcionamiento y su impacto ambiental, surgen varias contradicciones que cuestionan su sostenibilidad.
Dependencia de los combustibles fósiles
Uno de los problemas que presentan los PHEV es que, aunque sus motores eléctricos son menos contaminantes que los de gasolina o diésel, siguen teniendo una gran dependencia de los combustibles fósiles para el 80% de los casos de uso del coche. Cuando la batería eléctrica se queda sin carga – generalmente ésta se limita a 40 kilómetros-, el motor de combustión se activa y se generan las emisiones contaminantes típicas del petróleo (la Agencia Europea de Medio Ambiente afirma que un coche de gasolina de tamaño mediano emite de media unos 143 gramos de CO2 por kilómetro, y un híbrido enchufable de características equivalentes, reduce esta cifra en un 36%). Este funcionamiento, que no supone un problema en trayectos cortos, lo es cuando realizamos largas distancias, ya que se pone en marcha el motor de explosión y, por lo tanto, el beneficio ambiental que se suponía a estos vehículos, queda minimizado. Además, no debemos olvidar que este doble sistema de propulsión, perpetúa la dependencia del petróleo. Así, los conductores que ven en estos vehículos una opción para reducir las emisiones contaminantes se encuentran con que, en vez de fomentar la transición hacia la movilidad verde, son en realidad partícipes de que los combustibles fósiles sigan formando parte del sistema energético.
El peso, la eficiencia y las emisiones
Otro de los factores determinantes en el gasto energético es el peso del vehículo. De media, el de un híbrido eléctrico enchufable es hasta un 50% superior a un modelo equivalente con motor de combustión. Este aumento del peso, se debe principalmente a que el vehículo debe contar, además de con dos motores, el de gasolina y el eléctrico, con las baterías para ambos. Cuanto mayor es el peso, más energía se necesita para moverse y, por lo tanto, mayor es el consumo. Así, cuando el vehículo activa el motor de combustión, el sobrepeso causa un aumento de consumo y de emisiones contaminantes que está por encima incluso del puramente de gasolina o gasoil. Este punto es un aspecto decisivo para quienes consideran que los PHEV no son tan ecológicos como deberían, o por lo menos, no tanto como se les presenta.
En 2022, la ONG Transport & Environment publicó un estudio que alertaba sobre las emisiones contaminantes de los PHEV y se preguntaba si estábamos ante un nuevo DieselGate. Según sus conclusiones, este tipo de vehículos emite entre tres y cinco veces más gases contaminantes que los anunciados por sus fabricantes. Estos datos, fueron corroborados en 2024 en el primer informe de la Comisión Europea sobre las emisiones reales de CO2 de automóviles. En él se advierte que las emisiones fueron en promedio 3,5 veces más altas que los valores de laboratorio debido, en gran parte, a que los conductores no los cargan y la mayor parte de los trayectos se realizan con el motor de combustión. Y ha sido en enero de este año, la fecha elegida por la Unión Europea para la entrada en vigor de la normativa Euro 6e bis, que marca límites más escritos en las emisiones de los vehículos, incluyendo los híbridos enchufables (PHEV), para obtener mediciones más rigurosas de las emisiones contaminantes.
El HybridGate es una llamada a la acción. Un aviso a fabricantes y conductores que pone en evidencia que los vehículos eléctricos enchufables, aunque ofrecen ciertos beneficios en trayectos cortos, no son más que un parche en el camino hacia una movilidad realmente ecológica. Para conseguir una completa descarbonización, debemos, entre todos, priorizar soluciones que pasen por el coche 100% eléctrico, la mejora de las infraestructuras de recarga, y las energías renovables.
Bastien Verot, coCEO de Electra
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