Irene Martín Morales.- Algunos de los antiguos oficios marineros como la construcción y la restauración de barcos, conocida como carpintería de ribera, junto a distintas prácticas de pesca tradicional se han perdido o están evolucionando con el avance de la tecnología, lo que influye de forma directa en la pérdida de biodiversidad marina.
«A pesar de las innovaciones en las embarcaciones que ahora son de mayor tamaño y navegan el triple de rápido, la pesca no es más sostenible«, ya que «la capacidad de arrastre de peces ha aumentado«, lamenta a Efe Cristóbal Castro, pescador de arrastre malagueño, que comenzó su labor en el año 1969.
El arrastre, según Castro, es un tipo de pesca que «mata numerosos ejemplares de peces que luego no se venden y se devuelven al agua«, por lo que para que sea una labor más sostenible «se tendrían que producir en la actividad unos paros biológicos más duraderos«.
Unas interrupciones, explica, que prohíben la pesca de determinadas especies en un período de tiempo, con el objetivo de que las poblaciones de peces puedan recuperarse.
A pesar de ello, la fabricación de barcos mantiene hábitos más sostenibles a través de materiales naturales como las cañas de yute, el algodón o la resina, que procede de la brea, una sustancia que se obtiene al destilar al fuego la madera de varios árboles.
Reparación de barcos, carpintería de ribera. Imagen cedida por Astilleros Nereo
El astillero malagueño Alfonso Sánchez asegura a Efe que los productos más contaminantes son sobre todo las pinturas y los motores de los barcos, un problema que no está presente en los barcos de madera que normalmente «no llevan motores«, y si los llevan, «son auxiliares«.
Sánchez ha incidido en la importancia de la economía circular fomentada desde Astilleros Nereo, uno de los cien elementos del Patrimonio Industrial Histórico de España dedicado a la carpintería de ribera, una artesanía especializada en barcos de madera, en colaboración con el Parque Natural los Montes de Málaga y el contacto con los madereros.
«Nuestra forma de trabajar no ha cambiado prácticamente nada«, aclara Sánchez en relación a su oficio, especializado en la producción, restauración y diseño de barcos para pesca (jábegas, bucetas o sardinales, entre otros) y de recreo.
Y es que las embarcaciones que se fabrican desde Astilleros Nereo no solo utilizan madera de origen nacional, sino también buscan materiales importados como el bálsamo de Panamá o el cedro americano.
Inseguridad por el futuro
Sin embargo, afirma que hay «inseguridad» sobre el futuro del negocio, ya que teme, desde hace cerca de 44 años, que lo cierren.
Durante estos tres últimos años se han mantenido a la espera de que «le den protección al astillero» desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que dictó una sentencia el 4 de junio de 2019 para amparar esta labor histórica de Astilleros Nereo.
A todo ello, añade Sánchez, se suma la falta de un varadero frente a su establecimiento, que continúa tapado con piedras desde hace años por una «obra ilegal» que el Gobierno autonómico «no ha destapado por corrupción urbanística e impide reparar embarcaciones desde su establecimiento«, una situación que «deriva en pérdidas de más 400 euros diarios«.
«A raíz de la construcción de una tubería en 2004 llevamos casi 20 años sin poder varar embarcaciones aquí. Esto supone el 60 % de la entrada económica que hace sostenible la actividad, que distribuye la riqueza y crea puestos de trabajo«, insiste.
Desde Astilleros Nereo están estudiando en la actualidad la elaboración de un proyecto para potenciar la utilización de barcos tradicionales, como las bucetas o sardinales, que estén orientados también a la industria turística, pero con otro enfoque más sostenible y con pescadores que quieran vivir de la pesca para que los turistas puedan conocer más de cerca este oficio con técnicas milenarias. EFEverde
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