Decenas de entidades sociales y ecologistas de todo el mundo han enviado este miércoles al Gobierno una carta en la que reclaman que España abandone la utilización de aceite de palma y de soja para producir combustibles, según un comunicado de Ecologistas en Acción.
La petición, impulsada por organizaciones brasileñas e indonesias y apoyada por numerosas entidades europeas, se opone al uso de unas materias primas que «provocan la deforestación, aumentan el precio de los alimentos e incrementan las emisiones de gases de efecto invernadero«.
Los firmantes hacen un llamamiento explícito al Gobierno de España para que apoye la propuesta del Parlamento Europeo de abandonar la palma y la soja en 2023, una iniciativa que ya ha sido secundada por varios países de la UE, que han eliminado estas materias primas de sus carburantes.
En concreto, el escrito va dirigido al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, a la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, y a la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, «como principales responsables de la política energética del Gobierno de España«.
Los ecologistas señalan que el envío de esta carta se produce en un momento «clave» para el Gobierno, ya que tiene que decidir su posición ante la revisión de la directiva europea de energías renovables, un asunto que entrará en fase de negociaciones para acordar el texto definitivo en las próximas semanas.
Biocombustibles en España
Además, señalan que la posición de España sobre este tema resulta «de enorme importancia en el conjunto de la UE«, ya que fue «el primer productor de biodiésel a partir de aceite de palma de la UE en 2020 y cuenta con una de las mayores industrias de Europa» en lo que se refiere a producción de biocombustibles elaborados a base de aceites vegetales.
Por ello, piden que España se sume al abandono de la palma y la soja, que ya ha sido decretado por Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal y Suecia.
Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, España vendió 1,4 millones de toneladas de biodiésel y casi 400.000 de hidrobiodiésel en 2020 y, de esas cantidades, el 52 % del biodiésel y el 93 % del hidrobiodiésel fueron producidos a partir de aceites de palma y de soja procedentes de países como Indonesia, Malasia y Argentina.
Pese a su promoción como combustible limpio en el marco de la Directiva de Energías Renovables, «los carburantes elaborados con palma y soja emiten entre el doble y el triple de gases de efecto invernadero que los carburantes fósiles«, si se tienen en cuenta «las emisiones asociadas a la destrucción de ecosistemas ricos en carbono» que conlleva su aprovechamiento.
El comunicado ha sido suscrito por 35 organizaciones ambientalistas de América, Asia y la Unión Europea, en colaboración con Ecologistas en Acción, ECODES y Transport & Environment. EFEverde
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