Ana Tuñas Matilla
La situación del salmón Atlántico es preocupante y para conocer a fondo por qué cae su población y cómo le afecta el uso que hacemos de los ríos, el proyecto Life Kantauribai ha hecho un despliegue tecnológico sin precedentes en el Bidasoa con el que, además, buscan obtener datos reduciendo al máximo la manipulación directa de ejemplares.
Tras 35 años de seguimiento «manual», los datos indican que la situación real de la especie es preocupante y se requiere acción, ha explicado a EFEverde el responsable de la Sección de Gestión Piscícola del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Navarra, José Ardaiz, que colabora en el proyecto, cofinanciado con fondos europeos.

Evitar la manipulación
«Uno de los objetivos que nos hemos propuesto es mejorar la toma de datos de manera menos intrusiva, con menos manipulación y con menos trabajo directo sobre la especie».
Hasta ahora, los datos se obtenían de forma manual en la estación de Bera/Lesaka, donde estudian los ejemplares que llegaban a ella después de capturarlos y anestesiar los para poder tomar una serie de datos biométricos (peso, longitud, sexo, edad, etc). Después son devueltos al río.
La tecnología permite obtener esos datos de manera telemática, evitando con ello que el animal sufra el estrés que supone el contacto directo con nosotros, ha añadido.

Chips, antenas, cámaras y micrófonos
Entre esa tecnología, chips, antenas RFID (la misma tecnología que utilizan las grandes empresas de distribución para tener controlados los productos que venden), micrófonos subacuáticos y «contadores de peces» basados en cámaras, ha detallado Josu Elso, especialista en gestión piscícola de Gestión Ambiental de Navarra (GAN).
Este despliegue tecnológico permitirá medir tanto la migración ascendente, como descendente de los salmones, que nacen en el río, viajan al mar para desarrollarse y vuelven al río para reproducirse y morir.
Para ello, han macado y marcarán con dos tipos de chips a miles de esguines criados en piscifactorías y con los que están repoblando los ríos.

Viaje de ida y vuelta
Uno de los «contadores de peces» ha sido instalado en la escala para peces de la presa de las Nazas, que es la primera que se encuentran los salmones al entrar en el Bidasoa desde el mar.
«Ese contador tiene un escáner, una cámara y una antena que nos permite controlar todos los peces que suben«, marcados o no, al tiempo que graba imágenes, con lo que pueden identificar las especies una por una.
Todos los peces que suben por la cuenca del Bidasoa que vienen desde el mar tienen que pasar por ahí y gracias al contador automático pueden hacer lo mismo que hacen los guardas de forma manual pero sin tocar a los peces para nada, ha explicado el experto.
«Por otro lado, tenemos una serie de antenas en las entradas de los canales de las centrales y en la coronación de la presa de Nazas que van a controlar los peces marcados que bajan hacia el mar. Con eso, lo que podemos ver es la cantidad de esguines (crias del salmon cuando no han salido de los rios al mar) que se producen en la cuenca del Bidasoa y llegan al mar».

Tasa de supervivencia
Esos datos van a permitir averiguar, por ejemplo, el índice de supervivencia durante el inverno.
«Hasta ahora, hacemos los muestreos en septiembre mediante pesca eléctrica y vemos cómo ha ido la freza de ese año, pero desconocemos si durante el invierno, esos alevines que hemos visto sobreviven o no. Ahora podremos saber cuántos han sobrevivido hasta la primavera y están bajando hasta el mar ya como esguines«.
También podrán ver si los salmones adultos que frezan consiguen retornar al mar o mueren en el intento, ya sea en los canales de las centrales o porque simplemente no tienen fuerza.
Para poder obtener datos, los esguines son marcados con dos emisores basados en dos tipos de tecnología: radiofrecuencia o RFID, que son leídos por las antenas, e identificación por sonido, que son detectados por los hidrófonos que han colocado en diferentes puntos del río.
De esta forma podemos saber cuántos peces de los que hemos soltado llegan hasta la estación de seguimiento o cuántos penetran en los canales de las centrales y cuántos consiguen atravesar la central vivos, según Elso.

La importancia de los datos para una buena gestión
«Tener información de lo que está pasando en el río es fundamental para la gestión. Estamos repoblando el río, pero tenemos que saber si realmente eso que estamos haciendo está sirviendo para mejorar la especie o no. Por otro lado, detectamos los posibles problemas que hay. Sospechamos que uno de ellos es la mortalidad en las centrales hidroeléctricas, pero eso tenemos que comprobarlo», ha apuntado.
Si los datos confirman esa sospecha, entre los objetivos de Life Kantauribai figura también promover la adopción de soluciones que ya están implementando en otros países, como colocar rejillas para evitar la entrada de los peces en los canales o parar las centrales durante la época de migración.
La toma de datos también permite calcular el número potencial de huevos que se van a producir ese año en la cuenca del Bidasoa, lo que es muy importante, pues permite ajustar la pesca en función del potencial reproductor que entra al río cada año, ha subrayado Ardaiz.
Para el manejo de una especie como el salmón, que está en peligro y en retroceso, es muy importante tener una base de datos sin la que «no puedes tomar decisiones a futuro ni saber si las acciones que estás realizando son favorables o están perjudicando», ha subrayado.
Entre esas acciones, ha destacado, figura el derribo de obstáculos en desuso. «El seguimiento nos ha permitido ver que, por ejemplo, los salmones llegan antes a la estación de Bera, con menos heridas y mucho más sanos porque no tienen que superar esos obstáculos que seguramente producía muchos golpes».

EFEverde
atm/al
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