Barcelona.- Fundación Affinity y Fotocasa han denunciado este martes las dificultades con que se encuentran las familias con perros y gatos a la hora de alquilar una vivienda y las barreras que existen para que los animales de compañía sean aceptados plenamente en la sociedad.
Según los datos que Fotocasa ha detallado en un comunicado, el alquiler en España supone el 23 % del mercado inmobiliario, una cifra que no ha parado de crecer desde la crisis de 2008, ya que cada vez son más los españoles que acuden al alquiler por motivos económicos, laborales o de flexibilidad, entre otros.
Ley de Arrendamientos Urbanos
A principios de este año, solo el 4 % de los pisos en alquiler permitían expresamente el acceso a familias con animales, un porcentaje que ha bajado respecto al 2021, donde la cifra se encontraba en un 5 %.
Esta cifra, según ha explicado Fotocasa, podría ser mayor si ambas partes, el propietario de la vivienda y la familia que convive con un perro o gato, llegan a un acuerdo.
En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), reguladora del mercado del alquiler, otorga a los arrendadores la potestad para aceptar o no animales en su propiedad.
La directora de la Fundación Affinity, Isabel Buil, ha remarcado que «en muchos contratos se incluye la cláusula de ‘no se aceptan animales’ por defecto y queremos mover a la reflexión sobre este tema, ya que convivir con un animal de compañía no es sinónimo de problemas.
Hogares con mascotas
Según datos de Fundación Affinity, en casi la mitad de los hogares en España -en concreto en un 44 %- hay animales, por lo que «las limitaciones existentes para estas familias que quieren acceder a una vivienda de alquiler comprometen una necesidad básica».
«La tendencia de los últimos años indica que los ciudadanos se decantan más por animales de compañía que por tener hijos, por eso se hace cada vez más necesaria la aceptación de animales en la vivienda de alquiler», ha señalado la directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, María Matos.
«Esta admisión -ha continuado- ayudaría al equilibrio del mercado del alquiler, donde muchas familias inquilinas son rechazadas por el hecho de tener perros o gatos. En este sentido, existen instrumentos como seguros o cláusulas en el contrato que aportan seguridad y garantías a los propietarios, en el caso de que se produzcan desperfectos».
Las entidades han lamentado que siga extendida la creencia de que los animales de compañía pueden suponer un gasto añadido para el arrendador por los desperfectos que estos pueden ocasionar en la vivienda.
No obstante, han observado que lo que parece preocupar más a los que quieren arrendar sus propiedades son los posibles ruidos u olores.
Las entidades han remarcado que, según las denuncias que reciben ayuntamientos como el de Barcelona, «la realidad es muy distinta». EFEverde
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