Lourdes González / Comité de sostenibilidad del Colegio Europeo de Madrid
Sin duda, la sostenibilidad es uno de los temas más importantes en nuestra sociedad. La importancia de cuidar y respetar nuestro planeta cobra cada vez más fuerza y, para conseguir que todos los ciudadanos actuemos de forma responsable ante ello, fomentar esto desde la infancia será crucial. Para ello, no solo bastará estudiar la teoría, sino que ponerlo en práctica desde los primeros años académicos, será esencial para conseguir una sociedad más comprometida.
Así pues, pensemos en un colegio. Un espacio donde se aprende a leer, a resolver ecuaciones, a hablar otros idiomas… Pero, ¿y si también fuera un lugar donde los estudiantes aprendieran a vivir de manera sostenible con acciones concretas que forman parte de su día a día?
Hoy en día, la educación ambiental ya no es solo un tema de debate en las aulas, sino una práctica real que transforma la forma en que los colegios funcionan y educan. Convertir la sostenibilidad en un hábito cotidiano no solo prepara a los estudiantes para un futuro más consciente, sino que también les enseña que cada pequeña acción cuenta. Integrar la sostenibilidad en la educación no es solo una responsabilidad social, sino también una oportunidad única para formar ciudadanos comprometidos con el medio ambiente desde sus primeros años de vida.
Así es un día en un colegio comprometido con el planeta
Son las 9:00 de la mañana y los alumnos llegan al colegio. Muchos lo hacen en transporte público o compartiendo coche con otros compañeros, reduciendo así la huella de carbono y siendo conscientes de la importancia de esto. Al entrar, pasan junto al huerto ecológico donde pronto cosecharán las hortalizas que ellos mismos han plantado. Para ellos, la comida no viene solo del supermercado; han aprendido de primera mano lo que significa cultivar de forma responsable.
Además del huerto, otros espacios del colegio también reflejan el compromiso con la sostenibilidad. Los jardines están diseñados con plantas autóctonas que requieren poco riego, y los sistemas de recogida de agua de lluvia permiten mantener el entorno verde de manera eficiente. Los alumnos participan activamente en el mantenimiento de estos espacios, lo que fomenta en ellos un sentido de pertenencia y responsabilidad ambiental.
En el aula, cada pequeño gesto suma. No hay botellas de plástico en las mesas: todos usan termos reutilizables que rellenan en las fuentes de agua filtrada. La luz natural es la protagonista en las clases, pero cuando es necesario, la iluminación LED de bajo consumo hace el resto. Además, las aulas están equipadas con contenedores de reciclaje claramente identificados, promoviendo la correcta separación de residuos desde temprana edad.
La hora del almuerzo no es solo un momento para comer, sino una oportunidad para reflexionar. El comedor escolar apuesta por productos de proximidad y de temporada, reduciendo así la huella ambiental del transporte de alimentos. Además, se controla el desperdicio alimentario, ayudando a los alumnos a tomar conciencia de la importancia de no tirar comida. Incluso los restos orgánicos se convierten en compost que alimenta el huerto del colegio, cerrando así el ciclo de aprovechamiento de recursos.
Por la tarde, una nueva actividad pone a prueba su creatividad: un grupo de estudiantes diseña una campaña de concienciación sobre el reciclaje para compartir con el resto del colegio. Han aprendido que separar residuos es importante, pero que reducir el consumo de materiales innecesarios lo es aún más. Los proyectos educativos incluyen la creación de carteles digitales y podcasts que difunden ideas sobre el consumo responsable y el cuidado ambiental.
Al acabar la jornada, algunos alumnos se quedan a un taller sobre energías renovables, donde diseñan pequeñas soluciones para hacer su entorno más eficiente. Otros pasan por la biblioteca, donde encuentran libros que les invitan a reflexionar sobre el impacto de sus decisiones diarias en el planeta. Además, se realizan debates sobre el cambio climático y se proponen soluciones desde el ámbito escolar para disminuir el impacto ecológico.
Educar desde el ejemplo
Todo esto no ocurre por casualidad. La sostenibilidad se ha convertido en un eje central en la educación, y cada vez más colegios están adaptando sus instalaciones y metodologías para reducir su impacto ambiental. La eliminación de plásticos de un solo uso, la mejora de la eficiencia energética y la integración de proyectos ecológicos en el currículo son solo algunas de las estrategias que marcan la diferencia.
Pero lo más importante es que la sostenibilidad no se enseña como una obligación, sino como una forma de entender el mundo. Cuando los niños y jóvenes crecen en un entorno donde cuidar el planeta es algo natural, no lo ven como un esfuerzo, sino como una responsabilidad que asumen con orgullo. La implicación de docentes y familias en estas iniciativas es fundamental, ya que el compromiso debe ser colectivo para que realmente genere un impacto significativo.
Porque el futuro de la educación no solo está en los libros. También está en el aire limpio que respiramos, en el agua que no desperdiciamos y en la tierra que cuidamos. Y en los colegios que entienden que educar es también proteger el mundo en el que vivimos.
Así pues, lograr un cambio verdadero comienza en las aulas, donde el ejemplo cotidiano inspira a cada estudiante a ser un agente activo en la preservación del medio ambiente.
Lourdes González
Comité de sostenibilidad del Colegio Europeo de Madrid.
Foto principal: Archivo EFE/Salas
También te puede interesar:
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.
Otras tribunas de Creadores de Opinión Verde (#CDO)
Este blog de «influencers verdes» ha sido finalista en los Premios Orange de Periodismo y Sostenibilidad 2023 en la categoría de «nuevos formatos».
La entrada Cuando la sostenibilidad se aprende viviendo: el compromiso de los colegios con el futuro. Por Lourdes González (Colegio Europeo de Madrid) se publicó primero en EFEverde.