• 14/12/2024 23:52

Cebos envenenados, una ilegal y peligrosa práctica que está llegando a entornos urbanos

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Ana Tuñas Matilla

El uso de cebos envenenados está prohibido y penado en España y, sin embargo, cazadores, agricultores o ganaderos continúan recurriendo a esta peligrosa y dañina práctica para erradicar la fauna silvestre que les «molesta», en especial, los depredadores, y llegando cada vez más cerca de zonas urbanas, matando a perros y gatos.

Y todo a pesar de que ya se sabe que el uso del veneno es especialmente perjudicial para la biodiversidad por su alcance indiscriminado, ya que puede afectar a todas las especies del ecosistema en que se emplea e, incluso, colarse en la cadena trófica, llegando a los humanos.

Mientras en los 90, el uso de cebos envenenados estaba muy ligado a los cotos de caza, con cerca del 80 % de los casos detectados, en los últimos años, este porcentaje ha caído hasta el 30 %, al tiempo que ha aumentado significativamente en agricultura y ganadería.

Entre las víctimas de este método y otros artes de caza no selectivos, destacan buitres leonados, córvidos, milanos, zorros, águilas imperiales, osos pardos y lobos ibéricos, a los que en los últimos años se están sumando perros y gatos domésticos, dado que el uso de veneno se está aproximando a los entornos poblados.

En total, en cinco años, entre 2019 y 2023, la cifra de cadáveres de animales envenenados hallados fue de 879, según datos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), que revelan que el peor año fue 2021, con 291 muertes por envenenamiento constatadas.

Alta toxicidad

Aunque el veneno se usa para con la intención de matar animales considerados como dañinos para la caza, ganadería, agricultura, avicultura, colombicultura o apicultura, la realidad es que no sólo afecta a la especie objetivo, sino que daña a otras muchas, incluyendo animales domésticos e, incluso, humanos.

Esto se debe a que muchas de las sustancias utilizadas tienen una toxicidad tan alta que, además de producir resultados letales en cuestión de segundos, perduran en el tiempo por lo que existe riesgo de transmisión a otras muchas especies depredadoras o carroñeras y de propagación a lo largo de toda la cadena trófica.

Los buitres, como carroñeros obligados, son de las especies más vulnerables, llegando a registrarse muertes en masa debido a su comportamiento social de búsqueda de alimento, han destacado desde el Seprona.

De la misma manera, otras especies especialmente protegidas, como el águila imperial, el milano real, el quebrantahuesos, el alimoche, el lobo o el oso pardo, se encuentran amenazadas por este tipo de «envenenamiento secundario».

 

Cadáver de buitre leonado envenenado. © Seprona

Pero, ¿por qué se sigue usando veneno?

En España, el uso de cebos envenenados para eliminar depredadores fue autorizado por la Ley de Caza de 1879 y, hasta su prohibición, en 1983, se reconocía la figura de envenenador profesional.

«Su uso era social y legalmente aceptado, por lo que, en cierta medida, está normalizado para el control de la fauna silvestre», ha señalado a EFEverde fuentes del Seprona.

Por otra parte, perseguir esta práctica es difícil porque, habitualmente, es empleada por personas altamente experimentadas, con un gran conocimiento del terreno y de las especies a las que va dirigido.

Además, está la sensación de «impunidad» que otorga el hecho de que el uso de cebos envenenados no requiera la presencia continuada del autor en el lugar en el que se colocan.

El hecho de las bajas penas previstas (de 4 a 2 años de prisión) tampoco disuaden a los potenciales envenenadores, a los que, además, resulta muy difícil perseguir porque  en este tipo de delitos «no suele haber testigos».

 

Perro experto en la detección de veneno en plena operación. © Seprona

Operación Noxia (Antitox)

Así, aunque también ha aumentado la concienciación, lo cierto es que en España se siguen usando métodos de caza prohibidos. Para luchar contra ellos, el Seprona lleva unos quince años poniendo en marcha operaciones especiales cada año, entre las que destaca Noxia (antes Antitox).

Se trata de operaciones de alta intensidad que se desarrollan anualmente en todo el territorio nacional para prevenir, detectar y erradicar el uso de cebos envenenados y otros medios no selectivos de caza en el medio natural, como cepos, lazos, trampas, redes.

En ellas participan perros del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, especializados en detector cebos envenenados, lo que aumenta exponencialmente la eficacia y eficiencia de los dispositivos.

Además de vigilar las zonas en las que se sospecha del uso de estas artes, también se inspeccionan establecimientos de venta de productos fitosanitarios tóxicos que contengan aldicarb, carbofurano y otras sustancias similares.

36 detenidos/investigados en una sola campaña 

Sólo en la campaña de 2023, se realizaron 430 inspecciones relacionadas con 48 delitos y 237 infracciones administrativas y que se saldaron con 36 personas detenidas/investigadas y el hallazgo de 129 animales envenenados, 158 cebos y 829 artes prohibidas.

Entre esos métodos de caza indirecta: 508 cepos, costillas/perchas con estaquilla para aves (fáciles de construir, baratos y muy difíciles de detectar), 39 cepos para mamíferos, 225 lazos, 34 redes para conejos y 18 jaulas trampa.

Además, se intervinieron 8 armas de caza carentes de documentación y 2 visores térmicos, lo que, según el Seprona, pone de manifiesto el vínculo existente entre la caza furtiva y el empleo de veneno y otros medios no selectivos.

La mayoría de infracciones penales (62 %) se catalogaron como delito contra la flora y la fauna; el 21 % como delito de caza, el 13 % como otros delitos y el 4 % como delito de maltrato animal, porcentaje que sin duda aumentará en el futuro, pues desde 2023, el Código Penal ha ampliado la protección de este tipo a todo animal vertebrado (no solo domésticos).

 

Cadáver de un perro envenenado. © Seprona

Perros y gatos

En total, en la última campaña de la que hay datos (abril 2023-marzo 2024) fallecieron 198 animales, entre los que destacan buitres leonados (31), tórtola turca (31), córvidos (26) y milanos (16), cuyas características de alimentación les hacen especialmente sensibles al uso de veneno en el medio natural.

En mamíferos, destacan perros (28) y gatos domésticos (16), lo que indica la incidencia cada vez mayor del veneno en medios urbanos; seguidos de zorros (11) y conejos (7), en este caso, especialmente afectados por el uso de lazos.

Estas cifras no reflejan las dimensiones reales del problema, pues estas artes, sobre todo en lo que respecta al veneno, afectan a un número de animales imposible de determinar con exactitud.  EFEverde

atm/al

 

 

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Artículo de Ana Tuñas Matilla publicado en https://efeverde.com/cebos-envenenados-ilegal-peligrosa-practica/