Por J.L. Fdez-Checa
La gente volvió a tomar ayer las calles, de forma pacífica, pero no silenciosa: sus voces se escucharon muy claramente mientras la luz del día se iba poniendo y la electricidad no se recuperaba.
Vivo en una zona de Madrid muy movida, en una intersección con una avenida importante, lo que tiene tantas ventajas como inconvenientes. Entre estos últimos, un tráfico intenso y un nivel de ruido realmente molesto que nos obliga a vivir con las ventanas cerradas.
Ayer, sin embargo, mientras atardecía, desde mi casa se escuchaba perfectamente la conversación de los vecinos con el portero, a los que intentaban pagar con el teléfono en la frutería de la esquina, a los transeúntes que se paraban a comentar lo sucedido y a los indagaban por el camino más corto para llegar a su destino o por el bazar más cercano para comprar pilas o linternas.
Lo curioso es que el tráfico era igual de intenso que de costumbre, quizás incluso un poco más que una tarde normal de lunes, y sin embargo, se oía perfectamente. Tardé un buen rato en darme cuenta de la ausencia de todos esos otros ruidos que no escuchamos pero que tanto suman a eso que se llama contaminación acústica y a la que prestamos tan poca atención. Faltaban muchos otros sonidos, desde las máquinas de refrigeración de comercios y bares a nuestras propias lavadoras, ascensores y calderas. Tampoco había televisión, ni teléfonos móviles, ni internet ni plataformas de streaming… Había radio, eso sí, pero creo que en mi entorno muy poca gente supo encontrarlas en esos lugares donde las olvidamos.
Ni sé ni quiero extraer conclusiones sobre este asunto, tan sólo quería decir que hacía mucho que no escuchaba a la gente hablar en la calle. Y que me gustó.
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Artículo de jfcheca publicado en https://efeverde.com/ayer-se-escucho-la-voz-de-la-gente/
