El atentado más mortífero de ETA dejó 21 muertos en el centro de Barcelona el 19 de junio de 1987, cuatro de ellos niños. Roberto Manrique vio al terrorista aparcar el coche bomba y sufrió graves heridas. Familias enteras quedaron destrozadas. Todos los asesinos están ya libres y sólo uno de ellos se ha arrepentido Leer