En su ejercicio de escapismo político infinito, Sánchez suma un nuevo recurso técnico: Argelia. Primero fue el Brexit, luego la pandemia, después Putin y ahora Argelia. Unos y otros aparecen como los responsables de todo lo malo. Los agentes globales desestabilizadores que se han propuesto derribar el gran proyecto universal de la concordia sanchista. Con una mano le encaloma el marrón al que pasa por ahí. Con la otra sitúa al que debe arreglarlo. ¿Que Argelia congela su relación comercial con España por un desastre de gestión diplomática? La culpa es solo de los argelinos y la responsabilidad de repararlo de Bruselas. Es Pedro Sánchez en vena. El dolo está para lo bueno, para los grandes anuncios fatuos y los… Ver Más
