Sus diseños los han llevado Don Felipe y Doña Letizia. Algo que no pudo imaginar su fundador Ricardo Fraguas Álvaro, que cuando creó
Mirto
en 1956 solo pretendía ser una camisería de hombre. Sin embargo, la gama de productos se ha ido ampliando colecciones completas de moda de hombre y mujer. En la actualidad emplea directamente a casi 200 personas y de forma indirecta su actividad ocupa a 300 familias con dos fábricas trabajando en exclusiva. «El hecho de que fabriquemos en España nos ha favorecido muchísimo ante los problemas de abastecimiento de materias primas», explica a ABC la consejera adjunta a presidencia de esta compañía textil Elena Fraguas Gadea e hija de Ricardo sobre el complejo contexto que padece la moda desde el Covid.
Es en este escenario donde Mirto, el negocio familiar que comenzó haciendo camisas para hombre, ha dado el salto online y adoptado un perfil global. «La pandemia nos ha requerido un esfuerzo para reforzar nuestro sistema de venta online y los equipos de personas que preparan y envían los pedidos», reconoce Fraguas quien asume que la empresa de moda ha debido «asumir una mentalidad digital en todas las áreas». También estamos ante una compañía en el que el 62% de la plantilla es femenina, entre costureras, planchadoras y patronistas.
Preguntada por aquel momento, en que todo se paró de un día a otro, Fraguas reconoce el carácter «dramático» de la situación en plena elabora de una colección y cómo, a pesar de seguir recibiendo los pedidos, no podían sacar el producto terminado. De cualquier modo, al final decidieron sacar adelante sus diseños ‘a distancia’. «Recibía los tejidos se los mandaba al equipo de diseño, luego el patronista hacia los patrones. Fue un ejercicio interesante de ‘team building’, de superación muy interesante que nunca lo hubiéramos pensado», confiesa la modista.
El salto digital
Como cabeza visible de la segunda generación trabaja codo con codo con su padre Ricardo desarrollando nuevas líneas de productos y, sobre todo, ha encabezado la transformación digital de Mirto. En concreto, comenta, no se plantean la apertura de nuevas tiendas físicas pero cuentan con presencia propia en los centros de El Corte Inglés, así como en otras localizaciones reconocidas como el prestigioso Palacio de Hierro en México DF y en lugares con un fuerte turismo de compras como el Principado de Andorra. «Estamos en una fase de crecimiento en este tipo de entornos con tiendas propias. También distribuimos otras marcas y seguimos trabajando en mejores colecciones, nuevos mercados y públicos tanto a nivel nacional como internacional», apunta Elena Fraguas.
¿Y cuáles son los retos inmediatos de esta compañía de moda? El futuro, añade nuestra interlocutora, pasa por vender cada vez más online sin descuidar las tiendas físicas en mercados como el latinoamericano (especialmente México), el de Estados Unidos, así como Reino Unido y toda la Unión Europea. Tanto en ropa masculina como femenina.
Todo ello, a través de tejidos cada vez más sostenibles recogiendo la mayor sensibilidad medioambiental de sus clientes y, en un sector, que Elena Fraguas define como «con un componente muy grande de capricho y de no necesidad». La consejera adjunta a presidencia asegura que la meta de Mirto pasa por «enamorar con nuestros diseños, sabiendo que nuestros clientes compran una inversión no un gasto, que quiere ir bien vestido y la gente se conciencie de que cómo vas vestido equivale a la importancia que otorgas a lo que vas a hacer».
Al respecto, reconoce diferencias entre ellos y ellas: «El hombre es menos rebuscado: quiere un buen trabaje, un buen jersey, un pantalón…». ¿Y ellas? Elena Fraguas habla de una mayor influencia de las tendencia, del patronaje, de los estilos… «Incluso algunos hombres se quieren poner las camisas incorporadas a la colección de mujer: Todo evoluciona muchísimo, lo importante es que las valoren por su calidad», concluye.
