• 02/05/2024 15:46

Los alemanes compran un 7,7% menos de alimentos para soportar la subida de precios en el supermercado

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Durante los primeros meses de alzas de precios, el comportamiento de los consumidores alemanes sufrió modificaciones solamente superficiales. El ahorro acumulado durante los largos meses de la pandemia, en los que se redujo considerablemente la actividad económica, sirvió de colchón y de medio para llevar a cabo compras y proyectos largamente aplazados. Pero ese colchón ya se acabó y el cambio de hábitos de consumo se ha producido ahora de forma radical. Y afecta más a los sectores en los que la subida de precios es más pronunciada. En un mes, de marzo a abril, la facturación de las tiendas de comestibles se derrumbó en un 7,7%, según acaba de publicar la Oficina Federal de Estadística.

En conjunto, la venta minorista alemana ha reducido su facturación en un 4,7% respecto al mes anterior. «Las ventas reales alcanzaron el nivel más bajo desde febrero de 2021», informa Destatis sobre un periodo en el que los economistas esperaban una disminución promedio de solo el 0,2%, «es la mayor caída mensual en las ventas desde que comenzó la serie temporal en 1994».

«Sencillamente compro menos, menos caprichos. Compro solo lo estrictamente necesario porque, si no tengo que renunciar al 8% de mi sueldo. Intento minimizar ese porcentaje comprando menos», explica una enfermera a la puerta de un supermercado Edeka en el distrito Mitte de Berlín. «He cambiado la marca del café y de la mantequilla. También del detergente. Me he pasado a las más baratas porque con la subida de precios la pensión se estrecha», dice por su parte Helena, una jubilada. «La única manera de mantenerme en el presupuesto es comprar más pasta y menos proteínas, pero tengo que hacerlo porque los precios van a seguir subiendo y nosotros tendremos que seguir comiendo», añade una madre de familia.

Nadie duda que la causa de este cambio de modelo de consumo se debe a la inflación: un 7,9% que no se veía desde la década de los 70. El ministro de Economía, Robewrt Habeck, ha adelantado que los precios no comenzarán a bajar hasta al menos dentro de un año y que hasta entonces seguirán subiendo. Los analistas esperan que la inflación siga aumentando por encima del 10% hasta final de año. Así lo estima, por ejemplo, un estudio de Allianz Trade.

El comercio alemán se ve además lastrado por los problemas en las cadenas de suministro. Si en abril el 6,1% de las empresas se declararon afectadas por este problema en una encuesta del instituto Ifo, en mayo el porcentaje es del 80,1%. La Federación de Agricultores ha renovado su reivindicación de precios más altos de los alimentos: «Necesitamos urgentemente mayores ingresos por ventas para poder seguir haciendo negocios», ha justificado su presidente, Joachim Rukwied, en nombre de un sector muy afectado a su vez por la subida de los precios de la energía.

«Estos aumentos masivos de costes no pueden ser asumidos solo por los agricultores, también deben transmitirse a los consumidores», ha dicho, y las grandes cadenas de supermercados reaccionan a toda prisa cambiando de estrategia. «En vista de la alta tasa de inflación, muchos clientes se están volviendo más sensibles a los precios», confirma un portavoz de Edeka, «estamos descubriendo que la mayoría cambia de productos de marca a marcas blancas».

La cadena Aldi, que había invertido en tiendas más atractivas y en temas como el bienestar animal en los últimos años, decide ahora centrarse de nuevo en las marcas propias baratas en su comunicación, mientras que su competidor Lidl ha lanzado una campaña en la que reparte premios para comprar gratis. El precio vuelve a ser el argumento principal, si no el único, en lugar de las etiquetas verdes. Los productores de huevos informan, por ejemplo, que apenas hay demanda de huevos orgánicos y de gallinas camperas, lo que perjudica a aquellos agricultores que producen con estándares más altos. La carne orgánica también está resultando difícil de vender.

La Asociación Alemana de Minoristas (HDE) registró un 20% menos de visitantes en las tiendas en mayo. «El comercio minorista permanece en modo de crisis. Si bien la pandemia aún no ha terminado, el impacto económico de la guerra rusa en Ucrania plantea desafíos adicionales para el sector que todavía no sabemos como resolver, porque el consumidor está comprando desde hace semanas significativamente menos que antes», explica el director ejecutivo de HDE, Stefan Genth. Y esta tendencia afecta también al comercio online, que durante la pandemia no vivió una crisis, sino un período de aumento de ventas. El minorista de moda Zalando, por ejemplo, ha informado por primera vez en el primer trimestre que no ha aumentado su facturación, en comparación con el año anterior. También el jefe de Otto, Alexander Birken, ha advertido esta semana que la empresa ganará menos este año de lo que se esperaba anteriormente, debido a la reticencia de los clientes. «Las fallas son grandes», atestigua.

El ministro Habeck ha puesto en marcha una «acción concertada» que implica a partidos, empleadores y sindicatos como una oportunidad para combatir conjuntamente la inflación. «Debemos evitar que la inflación conduzca a una recesión», ha señalado después de la primera reunión de la «Alianza para el Futuro de la Industria». «Si lo convertimos en una profunda crisis económica, habremos hecho todo mal», ha sentenciado.


Artículo de (abc) publicado en https://www.abc.es/economia/abci-alemanes-compran-77-por-ciento-menos-alimentos-para-soportar-subida-precios-supermercado-202206021357_noticia.html