El ministro de Consumo, Alberto Garzón, quiere que las empresas atiendan las reclamaciones telefónicas en menos de tres minutos. Y que las empresas no recurran exclusivamente a las máquinas. Es decir, que tras cruzar el laberinto de las voces robóticas, el usuario pueda dar con un ser humano. ¿Cómo está la cosa ahora? Depende. Este reportero ha realizado unas cuantas llamadas con resultados muy diversos.