Los aeropuertos europeos afrontan sus propios cuellos de botella. La falta de personal en los aeródromos, controles más estrictos para los viajeros británicos por la salida del Reino Unido de la UE y carestía de agentes de policía están provocando largas colas y retrasos desde hace semanas en centros como Londres, Bruselas o Ámsterdam. La primera consecuencia es la pérdida de conexiones por los retrasos que provoca, extremo que niega Interior que suceda en España. Y el efecto más temido para el sector es el freno que puede suponer para el turismo.