Corrían los años cuarenta del pasado siglo cuando Miguel Gallego y su esposa, Dolores Jurado, decidían dejar su pueblo extremeño para iniciar una nueva aventura empresarial en Sevilla y poner la primera piedra de un negocio familiar que siguieron sus hijos Miguel, Antonio, Diego y Francisco. De aquel proyecto surgió Migasa, lo que hoy es el primer grupo mundial en la venta de aceite de oliva con 250.000 toneladas, a las que se suman otras 230.000 de semillas, además de otros productos alimentarios. Su facturación supera los 1.000 millones de euros.